En toda cultura, hay tradiciones y juegos, que, con el paso del tiempo, se siguen manteniendo pese a los cambios. Uno de ellos es la baraja de cartas que, lejos de perderse, continúa estando presente en muchas actividades sociales y es un componente más del ocio de varias generaciones. 

Al hablar de ello, inevitablemente aparece el nombre de Heraclio Fournier, un icono en este tipo de entretenimiento y que ha marcado para siempre la estética de los naipes, dándoles la forma en la que los conocemos hoy en día. 

Averiguando el origen 

Para saber más sobre las raíces de estas cartas, vamos a echar un vistazo a un vídeo de redes sociales del creador de contenido Beñat Olea, que ha investigando en su origen y, sobre todo, en la relación que guardan con Vitoria. 

Un largo recorrido

Primero de todo, cabe recordar que los primeros juegos de naipes nacieron en China alrededor del siglo IX. Con el paso del tiempo, en el siglo XIX, llegaron a Europa, en donde pronto se hicieron famosos en toda la sociedad. 

En Euskadi, las barajas se pintaban a mano y con mucha dedicación, así que todas ellas eran únicas y exclusivas. Debido a su éxito, se consideraron como las primeras expresiones gráficas anteriores a la imprenta

Una persona examina su baraja al jugar a las cartas Pixabay

Heraclio Fournier y el nacimiento de la baraja moderna

Para entender el surgimiento de la baraja actual, hay que fijarse en Heraclio Fournier. Este impresor de origen francés pero nacido en Burgos, se instaló en Vitoria en el año 1870. Allí, fundó su primera imprenta y dio forma a la baraja moderna tal y como hoy se conoce. 

Para su proyecto, Fournier contó con la ayuda del pintor Díaz de Olano y del artista Augusto Rius. Como resultado, diseñó una baraja litografiada de mucha calidad, que fue premiada en la Exposición Universal de París de 1889

Con el paso del tiempo, Heraclio Fournier se convirtió en una figura muy respetada en la capital alavesa. Buena prueba de ello es una de las calles, que lleva su nombre, así como la marca de cartas que se ha hecho conocida a nivel mundial. 

Cartas de una baraja española. Pixabay

El simbolismo de los palos

Para diferenciarlas entre ellas, apostaron por una serie de símbolos que siguen formando parte de la tradición: oros, espadas, copas y bastos. Cada palo tenía un significado que servía para clasificar la sociedad del momento.  

Por una parte, el oro estaba relacionado con la riqueza y el comercio, pilar clave de la ciudad, mientras que las espadas hacen alusión a la fuerza militar y a la nobleza

Asimismo, las copas hacían mención a la iglesia, componente de gran importancia en la vida pública y espiritual. Por otro lado, los bastos tenían mucho que ver con el campesinado, representando a la gran mayoría de la población.

Cartas de la baraja española de Heraclio Fournier. Freepik

Otras curiosidades que quizá no sabías

A modo de curiosidad, en los orígenes, la baraja clásica no contaba con un número determinado de cartas. De hecho, algunos tenían más de 40 naipes, por lo que más tarde se prepararon versiones de 40 y 48, las más comunes de encontrar.

Por otro lado,y durante años,  las barajas de Heraclio Fournier también valieron como material publicitario y artístico, con ediciones únicas que a día de hoy son piezas de coleccionista.