Llama muy preocupada por los ruidos de golpes y gritos que sufre desde siempre su vecino de 10 años. Nació entre las tremendas broncas de sus progenitores, antes con el padre, fallecido hace tres años, y ahora, con el hijo. Conductas que en la calle no se ven, pero que en casa "son un horror", denuncia una voz anónima al otro lado del teléfono 116 111, de ayuda psicoeducativa a la infancia y adolescencia. La pandemia ha roto muchos esquemas y convertido 2020 en el año que más consultas se han recibido desde que hace una década el Gobierno vasco puso en marcha el programa Zeuk Esan.

La adolescencia es mucho más que una cuestión puramente biológica -explica el coordinador Kepa Torrealdea-. Es un camino de tránsito en el que influyen, además de los cambiosen el propio cuerpo, el entorno, los usos y costumbres... Por eso, cuando el covid confinó a los menores en casa, sus problemas se trasladaron del ámbito educativo y social al familiar. "Convivir todos los días y todo el rato con la familia en una especie de estado de reclusión, sin poder salir de casa, con normas, límites... para los adolescentes es como si el suelo se abriera bajo sus pies hasta decir basta, no puedo más. Están hartos, frustrados, desengañados y desconfiados, porque un día escuchan una cosa y al siguiente, la contraria. No saben hasta cuándo va a durar esta situación, ni tan siquiera si se va a acabar algún día; si van a poder respirar de nuevo algo de salud o tener relaciones saludables, porque no depende de ellos. Y, sin certezas, los adolescentes pueden llegar a colapsar, a deprimirse o a salir por peteneras y optar por me quito la mascarilla y hago lo que quiero". Llama con ganas de hablar de su soledad. Relata que está leyendo a los clásicos, que no tiene amigos y que quiere conocer gente afín. Habla con gran madurez y, a su vez, desconocimiento. Hasta los 7 años vivió en su país de origen, con su abuela, aunque no siente que fuera una figura especial ni que le hayan separado de ella.

De los 7 a los 13 ha visto pelearse a menudo a sus padres. Empezó a hacerse mayor y se dio cuenta de que no caía bien a nadie. A los 13 quiso alejar a todo el mundo de su lado. "Tengo una bola en la boca y quiero escupirla". Así describe este chaval de 15 años su malestar psicológico. El grueso de las consultas atendidas por los psicólogos y educadores de Zeuk Esan es de adolescentes de 12 a 18 años (92%) y hace referencia a malestar psicológico, relaciones familiares complicadas, acoso entre iguales, etc. Cabe subrayar el elevado número de situaciones de depresión. También de soledad y ansiedad.

Llama porque tiene miedo de volver a casa. Son cinco hermanos con un padre muy religioso y estricto. Aislada, sin móvil ni ordenador, no puede salir de casa si no es de la mano de sus aitas. Recuerda que siempre le han castigado, pero a los 10 años sufrió su primera paliza, golpes que desde los 13 han sido una constante siempre que se ha rebelado. "Los adolescentes son muy apasionados, para lo bueno y para lo malo. Necesitan vivir experiencias nuevas, vivirlas ahora y con los demás. Les inquieta el presente más que el futuro, de ahí la frustración, hartazgo e incertidumbre ante una pandemia que no les deja vivir el presente ni compartirlo con los demás", apunta Torrealdea.

Llama porque no se siente apoyado por su familia. Cuenta este joven de 16 años que es de género fluido o eso pensaba hasta que descubrió que era transexual. Cuando se lo contó a sus padres, se rieron de él y le dijeron que ya valía de tanta chorrada. Ahora, le prohíben hablar del tema. En otras ocasiones quien está al otro lado del teléfono es un adulto preocupado por un menor, como el padre de un chico de 12 años que sufre acoso escolar; el abuelo que acusa a su propio hijo de desproteger a su nieto o las amigas de una menor que se autolesiona haciéndose cortes desde que rompió con su novio.

Zeuk Esan

  • Servicio psicoeducativo de atención telefónica y telemática a la infancia y adolescencia puesto en marcha por el Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco.
  • Psicólogos y educadores sociales atienden las llamadas de los menores de edad de 9.00 a 21.00 horas los días laborables y de 12.00 a 20.00 horas los sábados y festivos.
  • El servicio es gratuito, anónimo y sin cita previa.
  • Teléfono: 116 111.