"La llegada de Trump es una oportunidad para reconectarnos con Europa y potenciar la relación transatlántica"
Los países se mueven a diferentes velocidades, y Ander Caballero resalta la importancia de que Euskadi esté presente en el exterior para prever las dinámicas que pueden afectarle a futuro
Euskadi es un país pequeño que ha tratado de tener una visión de gran angular y de aprovechar sus potencialidades para ocupar un lugar en el mundo. ¿Es ahora la Estrategia Euskadi Global la herramienta para lograrlo?
Yo empezaría por decir que Euskadi es sobre todo un país con identidad propia, más allá de ser grande o pequeño. Efectivamente, Euskadi Global es la visión que tiene el lehendakari y el Gobierno para que esas características propias puedan tener un rol relevante en el mundo.
¿En qué medidas se sustanciará a corto plazo esta estrategia?
La visión de Euskadi Global se está definiendo ahora con todos los agentes en Euskadi, estamos contrastando las ideas propias del Gobierno con la realidad que perciben esos agentes económicos, académicos, sociales, etc. Lo que pretendemos es que nuestra visión del mundo se defina a través de ese contraste en una hoja de ruta concreta.
¿Hay unos plazos establecidos de cara a tener un plan definido?
El Gobierno reconoce y aprovecha toda la trayectoria internacional que han tenido otras administraciones y gobiernos desde hace décadas. Tenemos la cobertura de la Estrategia Euskadi Basque Country 2025, y en este mundo que cambia casi cada 24 horas estamos tratando de dar coherencia a lo que se ha hecho hasta ahora pero incluyendo nuevos prismas y prioridades. Así, en los próximos meses tendremos esa hoja de ruta adaptada a la realidad en la que vivimos y sobre todo que también sea flexible.
“La Macrorregión Atlántica desempeña un rol fundamental porque contribuye al refuerzo interregional y del proyecto europeo”
Teniendo en cuenta el relevo generacional en la diáspora, ¿hay diferencias entre el concepto tradicional de comunidad vasca en el exterior y su naturaleza actual?
Estamos asistiendo a una adaptación generacional que incluye a la diáspora, cuyo trabajo y pasión nos ha permitido sobrevivir como pueblo tanto en aquellos países donde han estado como mantener nuestra identidad también aquí en Euskadi. Las nuevas generaciones en las comunidades vascas en el extranjero viven su vasquidad de una manera diferente. Queremos identificar cuáles son esas formas de sentirse vascos porque es lo que nos va a permitir que las nuevas generaciones de la diáspora mantengan e incluso refuercen los vínculos con Euskadi, y que no nos veamos perjudicados por otras prioridades que puedan tener en sus vidas diarias.
¿Es el euskera una forma de mantener estos lazos?
Absolutamente, es uno de los rasgos fundamentales de nuestra identidad como pueblo, es lo que ha permitido mantener esa identidad también en tiempos difíciles y desde luego tanto este Gobierno como la Secretaría lo impulsan como medio de comunicación, de compartir la cultura y de hacer negocios, buscar identidades conjuntas, etc.
“Queremos definir nuestra visión del mundo a través del contraste con los agentes de Euskadi en una hoja de ruta”
¿Qué papel puede desempeñar el proyecto de Macrorregión Atlántica en un panorama internacional en el que las reglas del juego están cambiando a ojos vista?
Creo que la Macrorregión Atlántica desempeña un rol fundamental porque contribuye al refuerzo interregional y también del proyecto europeo. Es capaz de contribuir a las estrategias de competitividad, reindustrialización, etc., pero además cohesiona a nivel de regiones con unos beneficios potenciales muy claros, construyendo iniciativas mucho más cercanas que tocan la vida diaria de las personas.
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Sin olvidar que esta iniciativa nació para potenciar a países del arco atlántico frente al área de influencia mediterránea.
Exactamente, esa es la vertiente que nos permite reequilibrar el foco europeo que en las últimas décadas ha tendido a pivotar hacia el este, por la ampliación en Europa del este y los conflictos que se han vivido allí. La zona atlántica ha perdido peso relativo y se puede ver descolgada de la evolución de Europa, y a través de la Macrorregión pretendemos reforzar ese equilibrio.
Hay un plus de responsabilidad porque el lehendakari Imanol Pradales es ahora el presidente de la Comisión Arco Atlántico.
Es una responsabilidad pero también una oportunidad añadida de liderazgo, de marcar lo que desde Euskadi entendemos que es Europa, los valores que compartimos en Europa y de ponerlos en valor.
“Estados Unidos ve su hegemonía amenazada principalmente por China y esas tensiones internas envían ondas de choque al mundo”
La Eurorregión que comparten Euskadi, Nafarroa y Nueva Aquitania ha aprobado un presupuesto de 900.000 euros destinado a impulsar la innovación y la ciudadanía eurorregional. ¿En qué consiste este último concepto?
Vuelve a los valores que entendemos a nivel transfronterizo y regional que son definitorios del proyecto europeo. Que como ciudadanos y ciudadanas nos podamos identificar con esos valores y que nos sintamos parte de un proyecto europeo que hoy más que nunca es vital por lo que vemos en el contexto global.
La conexión ferroviaria por alta velocidad entre estas tres regiones es un objetivo recurrente de cara a cumplir sus objetivos. ¿Empiezan a ver la luz al final del túnel con este proyecto?
Es parte del proyecto que trata de impulsar la propia Eurorregión. Son interconexiones que permiten desde el punto de vista de los ciudadanos tener mucho más intercambio comercial, empresarial, cultural o de otro tipo, incluido, insisto, compartir los valores de las regiones a nivel europeo. En el Gobierno entendemos que es un tema vital y desde la Eurorregión y la Macrorregión tratamos que sea prioritario dentro de nuestro programa.
“El trabajo y la pasión de la diáspora nos ha permitido sobrevivir como pueblo en esos países y en Euskadi”
La devolución por parte del Ejecutivo de Pedro Sánchez al PNV de la antigua sede del Gobierno vasco en el exilio en París ha generado bastante ruido entre los grupos de la oposición. ¿Con qué se queda de esta decisión?
Que es una decisión democrática y un derecho que se ha visto reconocido y que nosotros como Gobierno respetamos en los procedimientos que se han seguido. Es un reconocimiento a una realidad que se venía reclamando desde hace décadas.
En su segundo mandato como presidente de EE.UU., Donald Trump ha entrado como un elefante en una cacharrería y condiciona toda la esfera internacional. ¿Qué espera de esta etapa y cómo hay que prepararse frente a la misma?
Marca la agenda global cada 12 horas y nos hace estar pendientes de lo que está pasando allí. Es un reto vital principalmente para Europa ya que ve que sus tradicionales aliados en Occidente, y dentro del arco de relación transatlántica, están mostrando una fiabilidad cuanto menos cuestionable. Va a marcar la agenda europea pero lo veo como una oportunidad tanto a nivel de Euskadi para reconectarnos con el proyecto europeo y potenciar la importancia de la relación transatlántica; y para que Europa adquiera todavía más peso específico en su proyecto de autonomía estratégica.
Aprovechar la enormidad del reto para reforzar el proyecto común.
Es una oportunidad en Europa para cohesionarse, redefinirse, hacer frente a retos globales y adquirir un rol todavía más preeminente en el panorama global actual.
Usted fue delegado de Euskadi en EE.UU. durante un largo periodo, entre 2013 y 2018, lo que coincidió con los mandatos de Barack Obama y Donald Trump. ¿Es un país de fuertes contrastes, sometido a tensiones cuyos efectos se sienten en el resto del mundo?
En EE.UU. existen, como en todos los países, diferentes sensibilidades y en este caso con respecto a la relación transatlántica. Ahora estamos viendo una redefinición de los equilibrios de qué piensan los estamentos políticos e ideológicos de EE.UU. con respecto a la relación transatlántica siempre en el marco del reordenamiento global. EE.UU. ve su hegemonía amenazada principalmente por China, y dentro de ese equilibrio de poderes, empezamos a ver que esas tensiones internas florecen de una forma mucho más clara, y eso envía ondas de choque a lo largo y ancho del mundo.
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Cita a China, cuya pujanza explica en parte los desmanes de Trump. ¿Debería Euskadi tener como objetivo mirar hacia Asia?
Nosotros tenemos marcada Asia como una de las zonas que queremos explorar y en la que queremos tener más presencia. En otros años ha habido apertura de oficinas de la parte comercial del Gobierno pero en este, insisto, reequilibrio de pesos específicos en el mundo tenemos que mirar a aquellas zonas que son boyantes a nivel económico y ver cómo se posiciona Europa, y alineados siempre con Europa, cómo nos posicionamos nosotros.
"Tenemos marcada Asia como una de las zonas que queremos explorar para tener más presencia en este reequilibrio mundial”
¿Tienen previsto abrir alguna nueva delegación internacional?
El lehendakari anunció un foco específico en Washington D.C., y siguiendo ese ejemplo, el mensaje es que tenemos que estar en aquellos centros de decisión donde Euskadi pasa de salir fuera, a jugar la partida de las relaciones internacionales fuera. Y hay espacios para que entes subestatales como el Gobierno vasco puedan tener un rol activo.
También tiene mucha experiencia con las instituciones europeas. ¿Cómo es la relación actual de Euskadi con Bruselas?
Como vimos en los dos viajes del lehendakari en los últimos seis meses tenemos relaciones al más alto nivel, hacemos un seguimiento milimétrico de lo que ocurre a nivel de políticas públicas y de las políticas que está marcando Europa en el ámbito internacional. Lo que queremos es participar de esas políticas, no solo estamos para escuchar y saber lo que pasa sino también para contribuir a las mismas.
¿A qué políticas se refiere?
Europa está diseñando ahora su marco de competitividad, su reindustrialización, y las prácticas y la experiencia que tenemos en Euskadi son fundamentales, y así lo ve la propia Comisión, para contribuir a ese proyecto. Lo bueno que podamos tener aquí puede servir también de lección a Europa.
“Lo que queremos es participar en las políticas europeas, no solo estamos para saber lo que pasa sino para contribuir”
Desde los partidos de la oposición se ataca con frecuencia el papel de las delegaciones y de los delegados en el exterior. ¿Qué le parece?
Creo que nuestras delegaciones son la mejor forma de tener una presencia permanente en los países que son estratégicos para Euskadi, donde tenemos intereses que queremos defender, y son la forma de llevar esa voz de forma directa y sin intermediarios. Lo veo necesario y me parece una de las iniciativas más acertadas que haya podido tener el Gobierno a lo largo de los años.
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