Eneko Andueza ha comparecido este viernes ante los medios de comunicación tras una semana caliente marcada por los cruces de declaraciones entre el PSE y EH Bildu sobre la renovación del Estatuto de Gernika. El coordinador general de la coalición abertzale, Arnaldo Otegi, volvió a dejar muy comprometido el protagonismo de los socialistas en este debate al reivindicar la mayoría abertzale del Parlamento. Y se burló de Andueza porque restó valor a la mayoría PNV-Bildu contraponiendo la menor pulsión independentista en las encuestas, una reflexión “cum laude”. Este viernes, tras la reunión del grupo parlamentario del PSE, en Bilbao, Andueza trató de sacar pecho del papel de los 12 escaños socialistas, que son los socios del PNV y “han hecho posible una mayoría clara para que el Gobierno vasco funcione con estabilidad y con seguridad”. Dijo que, “para los que están despistados y hablan de otras mayorías, es la que gobierna las tres diputaciones, las tres capitales y una gran parte de los ayuntamientos”. “Los socialistas estamos abiertos a grandes pactos con la participación de todos, sin exclusiones. Pero no vale apostar por las mayorías para sacar adelante los gobiernos en las instituciones y afrontar los retos, y optar por otras mayorías para transitar otros caminos como pretenden algunos. Dicho queda”, lanzó.

A partir de ahí, a Andueza le preguntaron si el aviso va dirigido al PNV. ¿Estaba diciendo que romperá el acuerdo de gobierno si el PNV busca una mayoría alternativa con EH Bildu sobre el nuevo estatus? Ahí fue cuando Andueza dejó ver que el mensaje iba muy dirigido a Otegi. Pero no ocultó que también quería dar un toque al PNV y, en otra pregunta, confirmó lo que ya se sabía desde hace años y desde la propia Ponencia de Autogobierno, que no comparte la idea del Concierto Político que reiteró el jueves el lehendakari Pradales para tener una relación bilateral con el Estado.

No me refería al PNV en exclusiva ni muchísimo menos. También hacía referencia a ese llamamiento que constantemente hace Otegi al PNV para conformar una mayoría exclusivamente nacionalista independentista. No vale hacer un llamamiento a conformar unas mayorías para conseguir su único objetivo de lograr la independencia, y tener otras mayorías para otras cosas. Sería legítimo que unieran las fuerzas, pero para todo. Han tenido la oportunidad de hacerlo”, dijo. Se refería a que fue el PSE quien, tras las elecciones, volvió a dar el paso al frente para asumir la responsabilidad de gobernar con el PNV.

Fricciones desde la Ley de Educación

El presidente del EBB, Andoni Ortuzar, arrancará a finales de este mes y principios de octubre una ronda de contactos para sondear a los partidos sobre el nuevo estatus, pero se va a encontrar con el mismo problema que colea desde finales de la legislatura pasada: un aparente problema de convivencia entre PSE y EH Bildu que, sin embargo, sí se entienden en el Congreso de los Diputados. EH Bildu ya atribuyó su desmarque de la Ley de Educación a que el PSE dio un golpe sobre la mesa e impuso su criterio sobre los modelos lingüísticos, versión que negó el PNV. Andueza ha dejado caer en alguna ocasión que no permitirá otra negociación a espaldas del PSE y solo con Bildu. Sin embargo, el PNV ha defendido todo este tiempo que las líneas generales del pacto estatutario están muy bien tasadas en su acuerdo de investidura con el presidente Sánchez, que también ha asumido el PSE para la investidura de Pradales. Por tanto, debe negociar el reconocimiento nacional y el blindaje de competencias y la foralidad.

"La opinión del lehendakari es del lehendakari"

Por ahora, Andueza sigue defendiendo sobre el Concierto de Pradales que “la opinión del lehendakari es del lehendakari y no es compartida por el conjunto del Gobierno”. “La bilateralidad está reflejada en el Estatuto y la Constitución con una serie de límites que el PSE nunca va a dar pie a traspasar”, dijo, para añadir que no hay que “generar falsas expectativas” ni pretender “reformas constitucionales de tapadillo”. El pacto PNV-Sánchez no exige reformar la Constitución para blindar las competencias, sino explorar las potencialidades de los derechos históricos.