El lehendakari se ha vuelto a presentar este miércoles como un europeísta convencido antes de defender sus propuestas para fortalecer el proyecto comunitario. Desde esa posición constructiva, en un foro de debate parlamentario celebrado en Bruselas, ha pedido una vez más a la Unión Europea que deje de ponerse de perfil ante las reivindicaciones de las naciones sin Estado, como sucedió con Catalunya. Le ha pedido que “habilite cauces legales que permitan a las comunidades políticas que lo deseen consultar a su ciudadanía”, es decir, que fije unas reglas de juego para poder resolver esos conflictos de manera “legal, pactada y con garantías”, en lugar de esquivar el debate y reducirlo a una cuestión interna y doméstica de los estados miembros. El lehendakari lleva años reclamando a la Unión Europea que ejerza en cierto modo de árbitro, para aprobar un marco legal y pactado, a imagen y semejanza de la Ley de Claridad de Canadá para encauzar el problema territorial con Quebec. La idea es ofrecer soluciones políticas a problemas políticos.

Urkullu ha realizado sus reflexiones en el debate organizado por el grupo parlamentario sobre el derecho de autodeterminación, un caucus del que forman parte formaciones como el PNV, EH Bildu, Junts, ERC y Sinn Féin y donde se ha presentado una propuesta reglada para hacer posible esas consultas. Urkullu ha aplaudido el planteamiento y, en su turno de intervención, ha presentado su criterio al respecto, algo que también han hecho el president Pere Aragonès y el presidente de la colectividad corsa, Gilles Simeoni.

El lehendakari expuso en el foro de debate que “la Unión Europea ha de dar cabida, protagonismo y cauce de expresión a la pluralidad de realidades nacionales que la conforman”. “Planteo esta cuestión desde la realidad de Euskadi, una nación sin Estado, que ha participado desde el origen en el proceso de integración europea. Nuestra realidad es la más cercana a la ciudadanía y proponemos un proceso de integración desde la base, que reconozca a las naciones sin Estado y regiones con competencias políticas y legislativas un estatus único y singular que garantice su plena participación en el diseño de las políticas y la toma de decisión”, explicó. Un día antes, el lehendakari ya trasladó a la vicepresidenta Suica y a la comisaria Ferreira una propuesta articulada de protocolo para vehiculizar esta participación.

“La Unión Europea no puede dar la espalda”

Urkullu planteó una Europa de soberanías compartidas y, más allá de ese punto, abordó el derecho a realizar consultas sobre el futuro. “Igualmente propongo profundizar en los valores democráticos en los que se asienta la integración europea y habilitar cauces legales que permitan a las comunidades políticas que lo deseen consultar a la ciudadanía sobre cuestiones estructurales que, como sociedad, les afecten”, defendió. En ese sentido, recordó que en 2018 ya puso sobre la mesa el documento Visión sobre el futuro de Europa, donde defendió una directiva de claridad para Europa.

“Ese texto debería orientar sobre los cauces a seguir para que las comunidades políticas que, de manera clara y expresa, hubieran explicitado a través de sus instituciones de autogobierno su voluntad de decidir sobre su estatus político de soberanía, cosoberanía o interdependencia respectivo al Estado correspondiente, pudieran consultar a su ciudadanía de manera legal, pactada y con garantías”, resumió. No es ningún secreto que el lehendakari ha rechazado todo este tiempo la unilateralidad por cualquiera de las partes, el Estado o uno de sus territorios. Urkullu cree que la Unión “tiene definitivamente que habilitar cauces de diálogo y solución; no puede dar la espalda a la realidad aduciendo que es una cuestión que compete a cada Estado miembro”. “La actitud de la Unión Europea debe ser propositiva, no reactiva”, recalcó.

Valora la propuesta del caucus por la autodeterminación

El lehendakari repasó también que, en 2022, en la Conferencia sobre el Futuro de Europa, planteó habilitar mecanismos para que se respeten los acuerdos entre los parlamentos de los estados miembros y de sus comunidades políticas “para el ejercicio de su voluntad de decidir sobre su estatus o pertenencia a la Unión Europea si el Estado miembro decidiera dejar de serlo”. Ante la propuesta de reglamento del caucus, la definió como "una aportación positiva y concreta, un buen punto de partida para un debate sosegado”. La propuesta, formulada también de manera articulada, plantea que la pregunta sometida a votación sea clara, que se tomen decisiones por mayoría, que las partes acepten el resultado y se comprometan a "colaborar" para implementarlo, y se establece un régimen de transitoriedad en el cual se mantenga la ciudadanía europea hasta alcanzar un nuevo acuerdo con la Unión.

Urkullu aprovechó la intervención para señalar otros retos como “mejorar el bienestar y la calidad de vida de la ciudadanía” y que Europa reafirme su liderazgo tanto de puertas adentro, ante la “tendencia a la recentralización” en los estados, y de puertas afuera, en un contexto de conflictos bélicos.