Hay enlaces matrimoniales que, forjados por la conveniencia del momento o por, como diría aquél, hacer de la necesidad virtud, nacen ya con fecha de caducidad y el anunciado sepelio. Buen ejemplo puede ser la relación que de cara a las elecciones del pasado 23 de julio forjaron, entre alfileres, Podemos y Sumar y que hoy, de forma abrupta, ha consumado su divorcio. Los cinco diputados de la formación morada, con Ione Belarra a la cabeza, han decidido incorporarse al Grupo Mixto bajo el argumento de su falta de capacidad de “hacer política” y la pretensión de seguir impulsando medidas “valientes y ambiciosas”. Sin embargo, la certeza reside en la nula sintonía con Yolanda Díaz, a quien acusan de echarse en brazos del PSOE de Pedro Sánchez sin intención de diferenciarse. “Nosotros estamos aquí para hacer cambios y para eso necesitamos autonomía”, ha justificado el coportavoz morado Javier Sánchez Serna. La espita del portazo definitivo ha sido la comparecencia del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, sobre Palestina en la que los diputados de Podemos no han podido intervenir de manera autónoma. “Ha faltado la voz que con más contundencia ha condenado el genocidio en Gaza reclamando a Sánchez que pase de las palabras a los hechos”, han indicado desde Canal Red, el medio capitaneado por Pablo Iglesias, ex secretario general y fundador del partido. Belarra había solicitado tomar la palabra, petición que ha sido rechazada por la dirección de Sumar, que ha escogido al exembajador ante la ONU Agustín Santos Maraver, el diplomático que fichó Díaz como número dos de su lista por Madrid.

“Podemos llegó a la política española para cambiarlo todo. Hoy, con fuerzas renovadas y las convicciones intactas, tomamos una decisión difícil pero imprescindible para seguir transformando nuestro país. Hace falta una izquierda feminista, ecologista y transformadora. Sí se puede”, ha tuiteado la secretaria general de Podemos, formación que no solo hace un agujero al bloque de la investidura sino que adquiere voz propia para defender sus postulados y se erige en un actor con el que el Ejecutivo de Sánchez tendrá que negociar cara a cara de la misma manera que lo hace con PNV, Bildu, ERC, Junts, CC o BNG. Como fuerza mayoritaria dentro del Grupo Mixto (junto a BNG, CC y UPN), sus cinco diputados se garantizan protagonismo a la hora de hacer se oír desde la tribuna del Congreso y, además, ejercerán la portavocía del grupo durante dos terceras partes de la legislatura, lo que les permitirá presentar iniciativas que, en el caso de haber permanecido integrados en Sumar, no habrían podido llevar a cabo. Tras la ruptura, Podemos recibirá más tiempo pero también más dinero, más allá de lo que diga aquella cláusula disuasoria que firmara con el partido de Díaz antes de acudir a las urnas: los 13.624 euros al mes que hubieran percibido pasarán a ser 27.696 euros.

Desencuentros

Todos los desencuentros con Sumar arrancaron con la composición de las listas, de las que se excluyeron a Irene Montero y a Pablo Echenique, y se agravaron después de perder su presencia en el nuevo Gobierno de coalición con la salida de la titular de Igualdad, ministerio fetiche, y de Belarra como ministra de Derechos Sociales, que acusaron a Sánchez y Díaz de “echarlas”. Desde Sumar no ocultan su desconcierto por esta fuga de diputados y sostienen que los morados no les habían trasladado previamente su determinación de salir del grupo plurinacional hasta que lo han comunicado en prensa, un extremo que niega Podemos, que dice haber transmitido su decisión con antelación. “Es imposible hacer política dentro de Sumar ante los vetos que nos imponen. Así no podemos seguir. Las reglas no son iguales para todos los miembros de esta coalición”, ha subrayado Sánchez Serna, precisando que han intentado reconducir la situación varias veces y que, pese a todos los desplantes, tenían intención de “aceptar el golpe y pasar página”. Hasta hoy mismo. “Nosotros no estamos en política por estar en el Gobierno ni por calentar un sillón. Desde las instituciones, desde las calles y con el apoyo de nuestra militancia vamos a seguir trabajando con total autonomía política para recuperar avances democráticos y volver a gobernar el país”, ha zanjado.

En ese escenario, el partido de Díaz acusa a Podemos de “deslealtad” con los votantes y de “victimismo”. La portavoz en el Congreso, Marta Lois, ha señalado que seguirán trabajando “con responsabilidad” para que se cumplan todos los puntos del acuerdo de Gobierno pactado con el PSOE y que no les “cabía en la cabeza que ningún diputado de Podemos quisiera remar en contra”. Ha denunciado además que esta decisión es una “flagrante ruptura del acuerdo de coalición electoral” que era un pacto para el “conjunto de la legislatura”. Este quebranto obligará a Sumar a reconfigurar sus portavocías parlamentarias en comisión.

¿Y en Euskadi?

No es más que la culminación de meses de tensiones tras adelantar Podemos hace semanas que no iba a diluirse en ese conglomerado y que habría que negociar con ellos en cada ocasión. De hecho y con vistas a los futuros Presupuestos Generales del Estado (PGE), la formación morada ya venía advirtiendo al PSOE de que iban a tener que vérselas con ellos dado que no estaban sujetos a la disciplina del Ejecutivo al no formar parte de él. Es más, las Cuentas de Sánchez deberán pasar por el más difícil todavía. Electoralmente, resulta imposible que vayan de la mano en las europeas pero la desconexión llega también en un momento complejo, dado que en Euskadi negocian una posible coalición de cara a las autonómicas –Galicia ya ha suspendido las conversaciones–. Concretamente en la CAV, Pilar Garrido, coordinadora general de Podemos Euskadi, emplazó a Lander Martínez a decidirse antes de Navidad, con idea de presentar de nuevo a Miren Gorrotxategi. Un jaque mate muy previsible.