Son las quintas elecciones generales a las que se presenta. ¿En qué se está diferenciando este proceso de los anteriores?

Todas las campañas tienen un punto de pugilato y exageración. Y donde hay exageración, las mentiras o los datos equivocados enseguida se introducen por las brechas. En lo estructural, hay una pugna a nivel estatal que también es un reflejo de la que hay en el ámbito occidental europeo, donde la derecha ha quedado teñida de los postulados reaccionarios de la ultraderecha y, desde el otro extremo, hay una impugnación del sistema de vida occidental. Hay un choque de placas tectónicas como telón de fondo. A nivel estatal, está la pugna clásica entre la derecha y la izquierda. Y nosotros defendiendo la voz de Euskadi en Madrid, lo que siempre hemos hecho.

Con su escaño prácticamente amarrado según todas las encuestas, ¿con qué otras aspiraciones sale a la cita de este domingo?

Bueno, en todo proceso electoral no hay que dar nada por hecho. Todas las elecciones tienen alguna sorpresa que nadie es capaz de predecir, pero luego todo el mundo es capaz de explicar. Vamos a ser prudentes. Es bueno que nadie dé nada por seguro, pero la aspiración, lógicamente, es repetir el resultado de las últimas elecciones, en las que fuimos la primera fuerza en Araba.

¿Y qué tiene que ofrecer el PNV esta próxima legislatura respecto a sus rivales en las urnas?

Vamos a Madrid básicamente a defender el autogobierno y el bienestar de la ciudadanía vasca, propugnando la estabilidad. Tenemos como grandes ejes toda la transformación industrial que hay que hacer a raíz de las crisis de globalización que hemos sufrido y el fomento del empleo de calidad. Y lograr una sociedad cohesionada: hay que subir la prestación de desempleo a 36 meses uniéndola a sendas de empleabilidad. Nos preocupan la inflación y el precio de la energía. Y las pensiones, que es otro tema estratégico: las no contributivas no deben perder poder adquisitivo y las contributivas tienen que subir sus suelos. También la vivienda, porque hay que echar el resto en vivienda protegida y en alquiler para las situaciones más sangrantes de desprotección. Y hay que evitar los efectos bumerán de la Ley de Vivienda, que está retirando del mercado viviendas de alquiler. También deben relajarse determinadas imposiciones de IVA.

Hablando más concretamente de Álava, ¿qué proyectos no pueden esperar más para el territorio?

Álava no puede esperar a la transformación de su industria. Es el territorio más industrializado y exportador del Estado en términos relativos. La industria es clave en Álava y el sector productivo más relevante es la automoción. Y los fondos europeos son vitales para la descarbonización. Hay dos grandes proyectos: automóvil y toda la acumulación de energía, Basquevolt. El segundo gran pilar es el de las infraestructuras de transporte: el hub logístico alavés y Foronda, que tiene unas grandísimas potencialidades, y la llegada de la alta velocidad, que va a transformar Gasteiz, sobre todo. Tenemos otro reto pendiente, que es intentar resolver la cuestión territorial vasca. Tenemos que hablar lealmente de buscar un encaje a las realidades nacionales sobre tres ejes: el reconocimiento de la identidad nacional, unas relaciones preferentemente bilaterales y unas garantías que den seguridad a lo acordado, que no se vislumbren como sesgadas o parciales como hoy vislumbramos al Tribunal Constitucional (TC).

¿La legislatura que viene tiene que ser la de la llegada de la alta velocidad y el impulso al soterramiento?

Ahora mismo el soterramiento está en la fase de estudios para hacer los pliegos. Y luego es muy importante la encomienda de gestión, en el sentido de que las instituciones vascas serán las que se encarguen de esa obra.

¿Qué supondría para el territorio un gobierno del PP con Vox?

Todo apunta a una reacción centralizadora y uniformizadora. En lo político y en lo cultural. Ya lo hemos visto con las últimas sentencias del TC sobre el euskera, donde el recurrente fue Vox. Supondría volver a un pasado que, desgraciadamente, todavía no está sellado, porque uno de los grandes déficits del Estado español es una memoria inconclusa. El problema del PP es que está clarísimamente teñido por los postulados de Vox. Para nosotros también es clave la presencia ordinaria de las instituciones vascas en la Unión Europea. Y con una realidad Vox-PP eso va a ser imposible. Un test de calidad para cualquier democracia es cómo trata a las minorías, a las parlamentarias y las sociales. Y ahí está todo ese anuncio de derogación de leyes que lo único que han pretendido es remover las causas que ponían a grupos minorizados en una situación de discriminación.

Han sido uno de los socios prioritarios del gobierno de coalición estos últimos años. ¿Esta alianza tiene, ‘a priori’, visos de revalidarse?

Primero hay que esperar a los resultados electorales. Históricamente, nosotros no hemos apoyado en la investidura a quien se proponía, salvo en tres legislaturas. No aspiramos a gobernar. Entonces, quien quiera gobernar tendrá que dirigirse a nosotros si considera que necesita nuestros votos. Y haremos lo que hemos hecho siempre: no daremos un cheque en blanco, sino que tendremos que negociar en qué condiciones. Porque vamos a ir con nuestro programa: defensa de Euskadi y Araba, nuestra identidad con todas nuestras peculiaridades y necesidades económicas y sociales, y el bienestar de nuestra ciudadanía. Nosotros si está Vox, ya sea encima o debajo de la mesa, de cualquier manera, eso es una línea roja.

¿El PNV tiene margen para el entendimiento con este PP?

Insisto. Si ronda Vox, ya sea de manera implícita o explícita, no. Si no rondara de ninguna manera, la verdad, es un escenario que hoy en día se vislumbra imposible. Imposible. Porque ninguna encuesta, de todas las que se manejan, prevé que el PP pueda acercarse en solitario a los 165 o 170 escaños.

Cree entonces que lo tiene hecho con Vox.

Hombre... el trazo nos indica que sí. Cuando el PP ha necesitado a Vox, que ha sido en todos los sitios menos en Madrid, ha tirado de Vox, incluso rompiendo esa apuesta por la lista más votada. Ese camino ya está transitado. Lo contrario no me lo imagino.

Está la excepción de Murcia.

Por ahora, por ahora...

¿Cuál será la primera medida que le gustaría impulsar si revalida su escaño?

Lo primero que vamos a presentar es la reforma de la Ley de Secretos Oficiales, que es lo primero que presentamos todas las legislaturas, y la de la Ley Mordaza, que comprenden lo que es la actualización democrática del Estado. Y también las leyes del CNI, como hemos hecho siempre. Desde el franquismo hay ventanas que no están abiertas. Es una habitación que hay que ventilar.

¿Qué nota le pondría a Pedro Sánchez en su cumplimiento de sus compromisos con el PNV?

Si hablamos de desarrollo estatutario, de transferencias, le pondría un 6. Ha habido cosas importantes, como el IMV, pero en otras materias... Nosotros propusimos un calendario de transferencias y ellos ofertaron otro que ni siquiera han cumplido. Hay que ir siempre arrancándolo todo. En el cumplimiento del acuerdo de legislatura subiría algo la nota: un 7,5. Ha habido cosas importantes como la oficialidad de las selecciones.

Va a cumplir 67 años este próximo diciembre. ¿Le costó aceptar el encargo de seguir cuatro años más en el Congreso?

No. Me lo propusieron y dije que sí. No hay más.

¿Se acostumbra uno a la bronca y el ruido de la política de Madrid?

Pues hombre, acostumbrarte, acostumbrarte... no te acostumbras nunca. Pero lo conllevas.