En un tiempo de guerra en la frontera del este de Europa, de alza de precios y de incertidumbre económica, nadie en el mundo se atreve a ejercer de oráculo y predecir lo que ocurrirá mañana. Pero, a partir de este momento, Euskadi sí tiene al menos una certeza para los próximos años: el Cupo que tendrá que pagar hasta 2026 al Estado por los servicios que presta en suelo vasco, como ciertas infraestructuras, el Ejército y la Corona, y en concepto de solidaridad con otros territorios. Y, además, el método de cálculo que se ha pactado es continuista.
La Comisión Mixta del Concierto Económico que se ha reunido este jueves en Madrid bajo la presidencia del consejero Pedro Azpiazu y la ministra María Jesús Montero ha firmado la nueva metodología del Cupo para el quinquenio 2022-2026. Por un lado, se ha establecido un Cupo provisional del año base de 1.472 millones, casi idéntico al que se estaba pagando ahora. Y, para calcularlo, se mantiene el índice del 6,24% sobre el total de las inversiones del Estado, una cifra que está vigente desde 1981. Es cierto que Euskadi paga más de lo que en realidad podría corresponderle por su peso sobre el PIB estatal, que no llega al 6%, o por su peso en población, que no alcanza el 5%, pero no es una cuestión menor que se logre garantizar esta cifra por los vientos recentralizadores, la amenaza de la ultraderecha de Vox o el aumento desbocado de ingresos y deuda en el Estado por la inflación, lo que podría abocar a una factura cada vez más elevada para Euskadi.
Los gobiernos vasco y español remataron a nivel técnico el compromiso de renovar la Ley Quinquenal del Cupo que ya desbloqueó el PNV a nivel político a cambio de no enmendar los Presupuestos a la totalidad. Este jueves se ha fijado el Cupo del año base, y se han firmado un total de 15 acuerdos fiscales y financieros. Por un lado, se ensanchó la capacidad recaudatoria de las diputaciones forales con la concertación de dos nuevos impuestos que entran en vigor el 1 de enero (el de plásticos no reutilizables y el referido al depósito de residuos en vertederos, añadiendo además en este último caso la posibilidad de que las instituciones forales establezcan una tasa más elevada). Se adaptó el Concierto Económico a los cambios introducidos en el impuesto sobre los gases fluorados de efecto invernadero. Asimismo, se firmaron las tasas de referencia de déficit y deuda para 2023, del 0,6% y el 13,5%, respectivamente.
Por otro lado, se acordó la participación de Euskadi en las dotaciones extraordinarias del Estado para el plan de acción en atención primaria y en la salud mental, con 13,4 millones; y el complemento de becas, con 23,9. Euskadi participará igualmente en las dotaciones del sistema para la atención de la dependencia. Ninguna de estas cuestiones, tampoco las relacionadas con los impuestos, suponen un torrente millonario para las arcas vascas, pero la importancia del acuerdo radica en garantizar la foralidad y la concertación que debe producirse por ley y por el sistema del Concierto Económico.
Azpiazu destaca el pacto bilateral
Precisamente por ello, el consejero Azpiazu puso en valor en una comparecencia que el acuerdo es de “enorme importancia” porque supone que el “pacto bilateral salga más fortalecido”. También destacó el plano de la estabilidad económica, lo que supone que Euskadi conozca ya el método para calcular el Cupo y poder apartar cada año esa cantidad de dinero, y diseñar sus Presupuestos con el resto de los recursos económicos disponibles. “Este acuerdo otorga estabilidad financiera a Euskadi. Es una garantía de solvencia y solidez de las instituciones vascas en tiempos de incertidumbre”, dijo Azpiazu.
En cuanto al acuerdo del Cupo, se aprobó un cupo provisional del año base en 1.472 millones, una cantidad que no recoge la valoración de las políticas activas de empleo, que se descuenta después en las liquidaciones anuales. Otros aspectos acordados en torno al Cupo son la instrumentación de la financiación de la gestión del Ingreso Mínimo Vital en los términos acordados para su transferencia a Euskadi, y los importes definitivos del Cupo líquido de 2021 (1.403 millones), compensaciones financieras (definitivo de 2021 y provisional de 2022), y valoración de políticas activas de empleo (definitivo de 2021 y provisional de 2022).
El cálculo del 6,24% del Cupo calca igualmente el acuerdo que se firmó con el Gobierno de Rajoy en 2017, lo que garantiza que el PP no lo convierta en un arma para la confrontación política. No es un aspecto anecdótico, teniendo en cuenta que la ley debe pasar por el Congreso y el Senado. Antes del acuerdo de 2017, la Ley del Cupo sufrió una década de travesía en el desierto sin ser renovada, lo que provocó años de disputas y reclamaciones mutuas de deuda por las discrepancias a la hora de calcularlo. Esa posibilidad se reduce ahora a su mínima expresión.
La recaudación de los impuestos
En el caso del impuesto especial sobre los envases de plástico no reutilizables, las haciendas forales lo recaudarán cuando las fábricas de los envases se sitúen en suelo vasco. En el caso de compras intracomunitarias o la introducción irregular de los productos, lo recaudará el domicilio fiscal del contribuyente en cuestión. El impuesto a los residuos lo recaudará el territorio donde esté el vertedero o la incineradora, y las diputaciones podrán establecer tipos impositivos más altos. En los gases fluorados, se sigue el mismo modelo que con los envases de plástico.