- Las cinco chapas encontradas en la fosa común del cementerio de Begoña han permitido identificar ya a otros tantos fallecidos en el monte Artxanda en los combates previos a la caída de Bilbao en 1937, cuyos restos han sido exhumados de la fosa común localizada en el camposanto bilbaíno, donde se hallaron un total de 42 cuerpos. Además, Gogora ha contactado con 64 familias que podrían estar emparentadas con las 37 víctimas restantes que faltan por identificar. La previsión es concluir los trabajos de identificación en la primavera de 2023.

La consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, entregó ayer en Bilbao los restos del gudari Tomás Rubín a su familia, tras su recuperación el 29 de enero en el contexto del proyecto Begoñako Argia, del Ayuntamiento de Bilbao. Estuvo acompañada del viceconsejero de Derechos Humanos, Memoria y Cooperación, José Antonio Rodríguez Ranz, de la directora de Gogora, Aintzane Ezenarro, y del concejal de Obras, Planificación Urbana y Proyectos Estratégicos de Bilbao, Asier Abaunza.

En el transcurso del acto, la consejera dio cuenta de los avances realizados en el proceso de identificación de los restos de 42 combatientes recuperados de la fosa común del cementerio de Begoña, ante un centenar de familiares de víctimas de la Guerra Civil, relacionados con los restos exhumados en Begoña.

Según explicó, las cinco chapas identificativas encontradas en la fosa han permitido identificar a estas personas. Según la documentación existente a la espera de la identificación genética, se trata de Ramón Crespo Ortiz, Fernando La Hera Urrutia y Ángel Pérez Puertas, milicianos del batallón Jean Jaures adscrito al sindicato UGT; Inazio Lopetegi Oliden, gudari del batallón San Andrés de STV; y Lucas Galvete Gainza, miliciano del batallón Capitán Casero de Izquierda Republicana.

En estos cinco casos, se ha podido localizar también a sus familiares, quienes estuvieron presentes en el acto, entre ellos la propia hija de Fernando La Hera, uno de los combatientes identificados.

Para poder avanzar en la identificación de las 37 personas restantes, Gogora tiene contacto con otras 64 familias, cuyos casos coinciden con el de las víctimas: combatiente fallecido en los enfrentamientos del monte Artxanda previos a la caída de Bilbao, entre el 14 y el 18 de junio, y cuyo lugar de inhumación se desconoce.

Estos casos cuentan con diferente grado de respaldo documental y testimonial. Así, en algunos hay documentación histórica, investigaciones o documentos eclesiásticos que lo respaldan, mientras que en otros solo se cuenta con testimonios para atestiguar que un familiar desapareció en Artxanda.

De estas 64 familias, 12 ya habían donado una muestra al banco de ADN de Gogora y las restantes están en proceso de toma de muestras genéticas para su cotejo con las que se han extraído de los restos exhumados. Se estima que los trabajos de identificación concluirán para la primavera del próximo año.

Beatriz Artolazabal reiteró el compromiso del Gobierno Vasco de “reforzar las políticas de memoria en general y las relacionadas con la búsqueda y la recuperación de las personas desaparecidas en la Guerra Civil en Euskadi”. Subrayó que “la dignidad de este país está también en las fosas y en los restos de aquellos gudaris y milicianos que lucharon por la libertad y cuyos restos debemos localizar, exhumar e identificar”.

La consejera recordó que los gudaris y milicianos que murieron en junio de 1937 en Artxanda “dieron su vida por la más justa de las causas, por defender su país, por defender la libertad, la democracia, el autogobierno y la justicia social”, lo que constituye “una lección para las generaciones venideras”.

Destacó a su vez la política de memoria del Ayuntamiento de Bilbao y su impulso a las exhumaciones en Begoña, con el que “nos une un propósito común, restituir y proclamar la dignidad de vuestros familiares, el valor del sacrificio de aquellos gudaris y milicianos”.

Tomás Rubín

Ángel Rubín era un bebé de un año cuando su padre, Tomás, murió en la Guerra Civil y fue enterrado en Bilbao. Tras 85 años sin conocer el paradero de su progenitor, ayer pudo recuperar sus restos, después de que los análisis genéticos hayan confirmado el parentesco. “Toda la vida sin saber dónde descansaban los restos de mi aita y ahora podemos llevarlos al nicho familiar”, dijo Ángel Rubín con gran emoción tras recoger una urna con los restos de su padre, que le entregó la consejera Beatriz Artolazabal.

Combates

Tomás Rubín Marín, natural de Bilbao y albañil de profesión, luchó como gudari en el batallón número 6 ANV-1 Olabarri. Fue herido en los combates de Villarreal (Legutio) y trasladado al hospital militar de Amorebieta, donde falleció el 3 de diciembre de 1936. Casado y con tres hijos, en los archivos del Gobierno vasco constaba como inhumado en el cementerio de Begoña pero la familia desconocía este extremo. Tras enterarse de los trabajos de recuperación de víctimas desarrollados en dicho espacio, familiares pudieron estar presentes en la exhumación el pasado 29 de enero.