- Primero fue el presidente del PP, Pablo Casado, quien el pasado 30 de junio durante una intervención en el Congreso, se refirió a la Guerra Civil como “un enfrentamiento entre quienes querían la democracia sin ley y quienes querían la ley sin democracia”, lo que le valió duras críticas por legitimar la dictadura con su posición equidistante. El pasado lunes se repitió la historia durante una jornada de preparación de la convención del PP del próximo otoño, celebrada en Ávila con el título Concordia, Constitución y patriotismo. En su transcurso, el exministro del Gobierno de la UCD y exvicepresidente de Vox, Ignacio Camuñas, aseguró en presencia de Casado que la Guerra Civil fue consecuencia del Gobierno de la República. Añadió que el alzamiento militar “no fue un golpe de Estado” sino “un fracaso de todos los españoles”.
El incendio político por estas palabras fue ayer considerable, sobre todo por coincidir con la aprobación en Consejo de Ministros de la Ley de Memoria Democrática. El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, unió ambas circunstancias y advirtió de que esta ley se queda “muy corta” en varios aspectos, ya que “los salvajes” como Camuñas están “envalentonados” y por eso se atreven a culpar en público a la República de la Guerra Civil. Podemos añadió que estas declaraciones superan “todos los límites del consenso democrático”.
La portavoz del PP en la Cámara baja, Cuca Gamarra, trató de capear el temporal y recordó que promovieron y respaldaron en 2002 en el Congreso una resolución de condena a la Guerra Civil. El partido “no se ha movido un ápice” de esa posición, apostilló.