La histórica dirigente de ETA Soledad Iparragirre, Anboto, ha negado en su primer juicio en el Estado haber participado en el asesinato de un militar en 1995 en León como jefa de comandos de ETA y estima que la acusaron porque era la portavoz de la presos de la banda cuando estaba en una cárcel de Francia.
La Audiencia Nacional ha iniciado este miércoles la vista en la que el fiscal pide 122 años de prisión para Anboto por el asesinato del comandante del Ejército de Tierra Luciano Cortizo el 22 de diciembre de 1995 en León al explosionar una bomba lapa que Sergio Polo, condenado ya por esta acción a 110 años de cárcel, colocó bajo el asiento del conductor de su coche.
Tras cumplir varias condenas en Francia, donde fue detenida en 2004, Anboto fue extraditada en 2019 para responder de doce atentados de los que está acusada en España, entre ellos el asesinato del comandante Cortizo.
Según el fiscal Anboto entregó a Sergio Polo el material explosivo para cometer esta acción terrorista a consecuencia de la cual falleció el militar y resultó gravemente herida su hija, que le acompañaba en el vehículo, poco después de arrancar el mismo, sobre la una y veinte de la tarde de dicha fecha en la confluencia de las calles de Ramón y Cajal, Renueva y Abadía, en pleno centro de León.
"Con todos mis respetos solo voy a responder a las preguntas de la defensa en castellano pero como no es mi lengua habitual prefiero que esté presente la intérprete de euskera", han sido las primeras palabras de Anboto.
La presidenta de la Sala, Concepción Espejel, ha interrumpido el comienzo de la declaración de la acusada en el que exponía sus motivaciones para integrarse en ETA y le ha pedido que concretara su testimonio a la acción concreta objeto de este juicio.
Anboto ha asegurado que no tiene ninguna relación con esta acción y que ni la ordenó ni facilitó el material para llevarla a cabo ni dio instrucciones para realizar vigilancias y ejecutarla.
Sobre el hecho de que varios detenidos de ETA la identificaron como la jefa de los comandos legales de ETA en aquella época ha señalado que puede deberse a presiones que recibirían al ser detenidos como las que ella dice que sufrió.
Ha recordado que hasta 2014 no le comunicaron que estaba acusada de participar en el asesinato del comandante Cortizo, cuando ella ya estaba en una cárcel de Francia, donde fue detenida en 2004.
Ha estimado que la acusaron porque era la portavoz del colectivo de presos de ETA. "Yo recibía visitas de expertos internacionales en conflictos armados que me decían que para la resolución de los mismos la situación de los reclusos se ponía encima de la mesa y me hablaban de justicia restaurativa y transicional".
En el juicio han testificado dos presos de ETA que cumplen diversas condenas, Ibon Etxezarreta Etxaniz y Agustín Almaraz Larrañaga.
El fiscal ha recordado a Ibon Etxezarreta, que tras ser detenido declaró que en una reunión en Anglet, Anboto "les riñó" porque llevaban un tiempo sin cometer atentados y que añadió que tras la reprimenda "se pusieron las pilas".
Sin embargo en su declaración como testigo en el juicio ha manifestado que no lo recuerda y que no cree que hubiera estado reunido con la acusada.
A Agustín Almaraz el fiscal le ha preguntado también por las declaraciones que prestó tras ser detenido en las que dijo que tras huir a Francia le visitaron en el piso donde estaba escondido Anboto, como jefa de los denominados comandos legales, y José Javier Arizcuren Ruiz, Kantauri, como responsable de los llamados comandos ilegales.
Sin embargo Agustín Almaraz ha asegurado: "No sé quién es Soledad Iparragirre".
También han testificado varios policías nacionales que han recordado que la acción fue cometida en una zona céntrica y concurrida de León y que la explosión causó la muerte del militar, heridas graves a su hija, a la que encontraron gritando junto al coche, que quedó destrozado, y lesiones a más personas.