Díaz Ayuso era conocida como la voz de Pecas, el perro de Esperanza Aguirre. Se encargaba de hacer hablar al canino en la cuenta de Twitter creada para encumbrar a la lideresa a través de su mascota. La actual presidenta se dedicaba a meterse en la piel del canino y escribir a lo perruno.
Esperanza Aguirre comenzó su carrera política como la 'pija tonta' del PP madrileño. En la década de los 90 era el blanco habitual de las chanzas del programa de humor Caiga Quien Caiga (CQC) que presentaba el Gran Wyoming. Incluso en ese programa Pablo Carbonell, por aquel entonces uno de los reporteros del programa, llegó a aseverar que Aguirre, preguntada por las novelas de Saramago, había contestado que "no conozco a Sara Mago". Y eso que en aquel momento era la ministra de Cultura.
A ella no le importó demasiado que no fuese cierto, Aguirre quería darse a conocer fuera como fuera. Llevaba por el camino de la amargura a su equipo de colaboradores, que le recomendaban huir del programa que se reía de ella todos los días. Pero la futura lideresa les buscaba. Incluso más de uno observó cierto tonteo entre ella y el exlider de Toreros Muertos, Pablo Carbonell, que era el miembro de CQC que la seguía allá donde fuera.
Su director de comunicación, Manuel Soriano, se afanaba en cambiar su imagen de "niña pija", según sus propias palabras.
Algo que corroboraba también el entonces hombre de confianza de Aznar, Miguel Ángel Rodríguez (MÁR). "A efectos de imagen, Esperanza era muy vulnerable. Tenía un aspecto de niña repipi del PP total, incluso que el golf estuviera entre sus aficiones conocidas la hacía muy atacable". Ahora, con la lección aprendida, MÁR es el director de comunicación de Díaz Ayuso. Y es quien quiere apuntalar la 'vía Aguirre' en la nueva presidenta madrileña.
Esperanza Aguirre usó la vía costumbrista y castiza para mostrar cercanía y escalar a la cumbre, solo le faltó un paso para llegar. Pero Rajoy sabe andar rápido y llegó al congreso de Valencia por delante de la lideresa. Desde entonces se atrincheraría en Madrid, tras su poder absoluto con el que acabó con su único competidor, Alberto Ruiz Gallardón. Y todo con la ayuda de su perro y de Díaz Ayuso.
Ya en campaña electoral, Díaz Ayuso hizo recordar a su mentora. Llegó a decir que añoraba los atascos porque son algo propio de Madrid. Y pese a todo, ganó.
Ahora, en una crisis sin precedentes en la que su Comunidad es la tercera con mayor tasa de letalidad del mundo, ha puesto su imagen a cargo de Miguel Ángel Rodríguez.
Este parece más propenso a que su jefa se saque fotos a que hable. Es que como dicen 'una imagen vale más que mil palabras'€ por si acaso.
La búsqueda frenética de la fotografía publicitaria ha llevado a Díaz Ayuso a plantar a Pedro Sánchez en una conferencia con presidentes autonómicos. La madrileña tenía que ir a Torrejón a sacarse una foto con el avión que venía de China con material santario. O interrumpir hasta la tarde el pleno de la Asamblea de Madrid, en el que se iba pedir el pase a la fase 1, porque en medio había un acto y una foto que sacar.
Pero la mano de Rodríguez es muy alargada. Díaz Ayuso acudió a La Almudena a una misa por los fallecidos y se pintó los ojos con lo más barato del mercado, con ese 'rimmel de los chinos' que se escurre a la mínima. La presidenta notó cómo se deslizaba por su rostro una cálida y húmeda lágrima, pero al contrario que cualquier otra, ella la dejó que cayera hasta la garganta. Quizás para dar tiempo al fotógrafo, que llevaba tiempo apuntando con la cámara a la espera del momento.
De ahí a posar como si fuera la dolorosa solo intermedió la fiesta de Ifema en la que invitó a acudir a una muchedumbre y en la que ya sin lágrima se puso a repartir comida al grito de "¡bocata de calamares!".
Y es que Miguel Ángel Rodríguez, tiene con Díaz Ayuso lo que Manuel Soriano tenía con Esperanza Aguirre, un verdadero quebradero de cabeza cuando se pone a hablar. No puede impedir que diga que la D de COVID quiere decir diciembre o que los techos altos contribuyen a paliar la pandemia. Pero si le funcionó a la una, ¿por qué no le va a funcionar a la otra?
Lo que todavía no ha montado Díaz Ayuso, y puede acabar siendo víctima de ello, es su propia charca. Ella no puede culpar del asunto de su apartamento de lujo a alguien que le 'ha salido rana'. En este caso la tarea de sacarla del charco maloliente en el que se ha metido es para Miguel Ángel Rodíguez. Sí, aquel que cuadruplicaba la tasa de alcohol y se fue estampando contra los coches que estaban aparcados.., el mismo.