BARCELONA - Los obispos de las diez diócesis de Catalunya destacaron ayer la existencia de “un problema político de primer orden” en dicha comunidad que requiere de “un gran esfuerzo de diálogo” entre las partes enfrentadas, que sea además generoso y busque el bien común para alcanzar “una solución justa que sea mínimamente aceptable para todos”. Parte del problema reside en la parálisis que ha seguido a las pasadas elecciones, con las negociaciones de JxCat y ERC para nombrar al nuevo president sin ver aún la luz al fin al del túnel. Por ello, los purpurados emplazan a “los parlamentarios elegidos el 21-D” a impulsar “los mecanismos democráticos para la formación de un nuevo gobierno de la Generalitat”.

En la reunión de la Conferencia Episcopal Tarraconense celebrada ayer en Tiana (Barcelona), los diez prelados, incluyendo el arzobispo de la capital catalana, Joan Josep Omella, aprobaron un comunicado sobre la situación en Catalunya. En el mismo, urgieron a la puesta en marcha de un nuevo Govern para que pueda trabajar de cara a “superar las consecuencias de la crisis institucional, económica y social que vivimos”. Tras aclarar que no les corresponde “optar por una determinada propuesta” de carácter político de las que están sobre la mesa, defendieron la “legitimidad moral” de aquellas opciones que “se basen en el respeto de la dignidad inalienable de las personas y los pueblos, y que sean defendidas de forma pacífica y democrática”.

Los obispos se pronuncian además por primera vez sobre los dirigentes soberanistas que siguen en prisión preventiva -Junqueras, Forn, Sànchez y Cuixart- y reclaman una “reflexión serena” y que se consideren “la circunstancias personales de los afectados”.

Apelan asimismo al papa Francisco, y señalan cuáles son ahora sus objetivos prioritarios: “La cohesión social, la concordia, el sentirnos cercanos unos a otros y el respeto a los derechos” de los catalanes. - C. C. B.