madrid - Desde que se presentara el lunes como aspirante a lehendakari, Alfonso Alonso no ha dejado de enfrentarse a una pregunta que amenaza con perseguirlo durante toda la campaña y en convertirse en uno de los puntos flacos de su candidatura: ¿Volverá al Gobierno español si Mariano Rajoy se lo pide? El riesgo de que Alonso sea un candidato con billete ida y vuelta, que no llegue a asumir la responsabilidad de ejercer la oposición o tejer pactos, se perfila ya como uno de los argumentos de campaña.

Alonso es el presidente de los populares vascos y, por tanto, era un tránsito lógico hasta cierto punto que se convirtiera en su candidato a lehendakari. No obstante, a nadie escapa que el nombramiento ha interrumpido su meteórico ascenso en la política, ya que ahora ejercía como ministro de Sanidad en el gabinete de Mariano Rajoy, e incluso apareció en las quinielas para sustituir al presidente en funciones. Ahora tiene ante sí una tarea no demasiado grata: afrontar una campaña electoral vasca compleja, donde al PP se le auguran diez escaños o menos de un total de 75, y pasar cuatro años en la travesía del desierto de la oposición parlamentaria. Alonso, llamado a tener un futuro brillante en su partido y a ejercer altas funciones, quedaría relegado a ejercer la oposición y no precisamente como grupo mayoritario, sino desde una de las fuerzas con menor representación de Euskadi. En ese sentido, desde que se ha convertido en candidato, se ha justificado varias veces asegurando que no ha dado un paso atrás y que la nueva encomienda le ilusiona, y no ha dejado de enfrentarse al mismo interrogante: ¿Regresará a Madrid?

Alonso participó ayer en su último Consejo de Ministros y también fue entrevistado por Radio Euskadi, donde repitió que no le pesa presentar su renuncia como ministro. Según explicó, “una vez que uno ha decidido, tiene la ilusión de la nueva etapa que se abre”. A su juicio, su candidatura es el resultado natural de haber ejercido como presidente del partido desde octubre del pasado año. Pero volvió a surgir la pregunta sobre su regreso al Gobierno español. “Ahora mismo no es un horizonte”, dijo, para añadir que va a afrontar unas elecciones, sacar el mejor resultado posible, gestionarlo con inteligencia y trabajar en el Parlamento. En sendas entrevistas con El Correo y El Diario Vasco, Alonso también aseguró recientemente que ya no está en las quinielas de posibles ministros y no contempla volver a Madrid. En su opinión, hay que ser serio con la nueva encomienda. Una retirada poco después de las elecciones asestaría el golpe de gracia a un PP vasco malherido.

El candidato ha tratado de cerrar la polémica, y se ha postulado como dique de contención contra las políticas radicales y populistas que, a su juicio, representarían Podemos y la izquierda abertzale. Su intención de poner pie en pared ante esos dos partidos permite especular con que intente formar un tridente con PNV y PSE tras las elecciones, aunque simultáneamente está protagonizando una campaña muy dura contra los jeltzales.

sustitución El Gobierno español, por su parte, va a acompasar la sustitución del ministro con la presentación de las listas para las elecciones autonómicas, cuyo plazo arranca el día 17 y acaba el 22, tal y como explicó ayer la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Al encontrarse el gobierno en funciones, solo se puede cubrir la vacante con miembros del actual ejecutivo.

La posibilidad de que la formación de gobierno en España se demore e incluso se convoquen unas terceras elecciones generales permitiría a Alonso presentarse a los comicios vascos del 25 de septiembre y volver justo después a Madrid, a tiempo para integrarse en un nuevo ejecutivo de Rajoy, aunque el candidato ha dicho que no lo contempla.