madrid - Una vez consolidado el fin de la violencia tras el cese definitivo de ETA, el homenaje anual a las víctimas del terrorismo celebrado ayer en el Congreso de los Diputados se centró en exigir una memoria que preserve la dignidad de los damnificados, no manipulada, y que no ensalce a los miembros de ETA. El acto lo ofició el presidente del Congreso, Patxi López, quien podría repetir o no en el cargo en función de cómo se resuelvan las negociaciones de investidura. El socialista vasco llamó a “divulgar la verdad de lo ocurrido” y evitar que se imponga la “memoria manipulada” o el “desinterés”. A su juicio, la memoria debe alzarse “como un muro que impida que nadie vuelva a empuñar un arma para matar al que piensa diferente y que sea considerado, por algunos indeseables, un héroe salvapatrias”.

“Debemos defender y divulgar la verdad de ocurrido” porque lo contrario sería, dijo, permitir una “sociedad amoral” y porque, si se pasa esta página de nuestra historia, “no habrá ocurrido”. Si todo se olvida, “el asesino dejará de serlo y la víctima volverá a ser asesinada de nuevo”. Todavía “peor que esto” sería para López manipular la memoria y dejar escribir al asesino su pasado “indultando sus asesinatos”, por lo que agradeció la “tenacidad” de las víctimas unidas por la denuncia de la barbarie y la defensa de la justicia.

Asimismo, les trasladó que la sociedad está con ellas en la búsqueda de esa memoria. “Os debemos mucho. Os debemos todo. Y juntos tenemos la obligación de construir un país que no olvide y que hunda sus raíces en el Estado de Derecho, en la democracia y en la libertad”, apostilló.

En el homenaje también tomó la palabra la presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, Marimar Blanco, quien deslizó varias alusiones al líder de la izquierda abertzale, Arnaldo Otegi, para criticar que haya sido recibido por el Parlament catalán y la Eurocámara. Sin embargo, su intervención también tocó en profundidad el terrorismo yihadista, una amenaza presente y real que está focalizando la atención de las fuerzas de seguridad y la agenda política, más allá de una acción de ETA ya desaparecida que no tiene hueco en las preocupaciones estatales aunque fuera para gestionar un desarme ordenado.

Blanco pidió unidad para luchar contra el terrorismo yihadista y también contra los intentos de “reescribir” la historia de ETA y “blanquear” sus crímenes con un relato “tergiversado” de la realidad. Blanco apostó por un “firme compromiso nacional e internacional” en contra de los “planteamientos extremistas” del terrorismo yihadista, que “no descansa”, es capaz de “golpear con dureza en cualquier parte del mundo y no conoce fronteras”, por lo que supone la “principal amenaza para la convivencia diaria”. “No es el actual un momento para regalar a los terroristas divisiones internas ni reproches partidistas. Es el momento de la unidad de todos los demócratas para hacer frente a la mayor lacra del presente siglo. Dediquemos todas nuestras fuerzas a neutralizar el discurso del odio”, instó la también diputada electa del PP.

CONTRA OTEGI A renglón seguido, la presidenta de la Fundación exigió que se proteja a las víctimas de la “humillación” de presenciar cómo Arnaldo Otegi es recibido en instituciones democráticas como “un hombre de paz” y un “preso político”. “Están apoyando a un miembro de ETA, a un terrorista señalado por sentencias del Tribunal Supremo, y al hacerlo están atacando nuevamente a todas y cada una de las víctimas golpeadas por ETA”, avisó, mostrando su “más profunda repulsa” a quienes en los últimos tiempos han abierto las puertas de instituciones como el Parlamento Europeo al líder abertzale.

Además, reclamó que sean las víctimas las que elaboren un “relato de verdad” sobre lo acontecido durante el último medio siglo en lugar de permitir a las organizaciones terroristas que construyan “falsas justificaciones” de “crueles asesinatos de inocentes” con el único objetivo de “blanquear” los hechos. Como en anteriores ocasiones, a la cita no acudió Covite. - DNA/Efe