iruñea - La séptima Asamblea Nacional del PNV ratificó ayer la apuesta del partido en la defensa del autogobierno en base a una relación bilateral con el Estado. Una reclamación que pasa por el reconocimiento y la aplicación del derecho a decidir y su incorporación al marco jurídico, así como de los “los ámbitos de bilateralidad con las instituciones y el fondo de poder que pueda corresponder”, según avanzó el secretario del Euzkadi Buru Batzar (EBB), Koldo Mediavilla. Un mensaje que la formación jeltzale quiso subrayar ante el Monumento a los Fueros en un acto de homenaje a los derechos históricos, y en el que el presidente del PNV en Nafarroa, Unai Hualde, defendió “el derecho de los navarros y navarras a decidir libre y democráticamente su futuro”.
No hubo sorpresas, y la primera jornada de la asamblea jeltzale sirvió para refrendar la unidad del partido en un momento de máxima cota de poder institucional personificado en la figura del lehendakari, Iñigo Urkullu, que asumió un discreto papel en Iruñea. Al igual que el propio Andoni Ortuzar, que hoy será reelegido presidente del EBB para un segundo mandato, y que junto con los dirigentes territoriales se limitó a leer una de las cinco inscripciones recogidas en la estatua que simboliza el autogobierno navarro. Cinco mensajes que recuerdan la unidad de los navarros en la Gamazada de 1893, cuando el ministro de Hacienda, Germán Gamazo, trató de eliminar el régimen foral, y que el PNV quiso poner ayer en valor en un momento en el que por Madrid vuelven a soplar aires centralistas.
Hacía 40 años de la última asamblea general del PNV en Iruñea. Una conmemoración que ha llevado a los jeltzales a recuperar el lema de la cita que los sacó de la clandestinidad en 1977 (Batasuna eta indarra) para la ponencia política, y que marca su “hoja de ruta” para los próximos cuatro años. Pero sobre todo a rememorar aquella histórica cita en la capital navarra, que hoy vive un nuevo tiempo tras el cambio de Gobierno iniciado en mayo, y en el que el partido nacionalista también ha asumido su cuota de protagonismo de la mano de Manu Ayerdi, vicepresidente de Desarrollo Económico, también entre los asistentes a la asamblea.
A la espera de la jornada de hoy, en la que renovará su dirección, el PNV mostró su “compromiso y cariño” a Navarra, territorio que quiso reivindicar como “sujeto político” para tomar sus propias decisiones. Bajo el simbólico monumento, y tras una ofrenda floral junto al presidente de la formación, el responsable jeltzale en Nafarroa, Unai Hualde, destacó así que “como navarros y navarras tenemos el derecho a decidir libre y democráticamente nuestro futuro”.
Hualde subrayó que la popular estatua es “símbolo de nuestra foralidad, de nuestro autogobierno”, y recordó que “se construyó precisamente en defensa de unos derechos que nos quisieron, y todavía algunos quieren, recortar e incluso suprimir”. “Somos navarros y navarras, y por el hecho de serlo sentimos que formamos parte del pueblo vasco”, defendió el presidente del NBB, que señaló que el PNV representa “un nacionalismo cívico del siglo XXI, democrático, integrador y defensor de todos los derechos humanos para todas las personas”.
Por todo ello, proclamó que el PNV es “más necesario que nunca en Navarra”, y que lo es con una apuesta por una comunidad “plural, democrática, integrada, de progreso y de paz”, desde la que abogó por “tender puentes” con el resto de territorios vascos. “Formamos un pueblo y nos une la voluntad de ser dueños de nuestro futuro”, argumentó Hualde tras reconocer, eso sí, “el propósito de ser un sujeto político con ámbitos de decisión diferenciados”. Junto a la ratificación del documento político, que “marca la hoja de ruta que el PNV desarrollará en los próximos cuatro años” y busca “dar un nuevo paso en el autogobierno de Euskadi”, también se procedió a la evaluación de comunicaciones internas presentadas a la Asamblea relativas a la cultura, economía, salud, igualdad y sistema de bienestar.
final de eta Sobre pacificación y convivencia, tras cuatro años desde que ETA anunciara el cese definitivo de su actividad armada, el PNV señala que la sociedad vasca ha vivido “un nuevo tiempo totalmente desconocido de ausencia de violencia”. No obstante, advierte de que la paz no es solo ausencia de violencia. “La decisión inequívoca de acabar con el ciclo de la violencia debería haber tenido incorporada una serie de hitos que acompasaran, de una manera ordenada, el afianzamiento y superación de este trágico episodio de nuestra historia. Para escribir una nueva página es necesario cerrar convenientemente la anterior”, indica el documento político. Asimismo, señala que ha habido “en el entorno de ETA una parálisis en la puesta en práctica de medidas y decisiones que deberían haber sucedido a su respuesta inicial de abandonar la lucha armada” porque, “si unilateral fue aquel compromiso, unilateral debería ser la implementación de las medidas que lo hicieran efectivo”.
Los jeltzales manifiestan que “muy probablemente” el final definitivo de ETA” se producirá en los próximos cuatro años y una “consolidación prácticamente plena de la normalización de la convivencia en la sociedad vasca”. En este sentido, subraya que lo que va a estar en juego en el proceso es si el final de la violencia “es ordenado o no lo es”. Precisa que un final ordenado debe tener cuatro componentes: la certificación unilateral del carácter irreversible, incondicional, verificable y definitivo del desarme y desaparición de ETA; una reflexión crítica frente a toda forma de terrorismo, violencia o vulneraciones de derechos; un compromiso de reparación y reconocimiento del daño y la activación de una política penitenciaria orientada a la convivencia y la reinserción.