madrid - El Gobierno de España no parece conformarse con cercenar el autogobierno de Catalunya interviniendo sus finanzas. Tras conocerse que Madrid vigilará mediante una serie de medidas todos los gastos que la Generalitat realice con la aportación del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), Mariano Rajoy, que ayer desembarcó en feudo catalán con su pléyade de ministros, amenazó nuevamente con adoptar pasos similares si el proceso independentista avanza. En la presentación de los candidatos del PP a las generales del 20-D, el acto fue todo un aviso de que no habrá tregua toda vez que la batalla contra los secesionistas le puede reportar un buen caudal de votos. “No queremos tomar más medidas contra Cataluña, pero no depende de nosotros”, sentenció el presidente español para trasladar a los independentistas la responsabilidad de un posible colapso de la administración catalana, como predijo el conseller Andreu Mas-Colell.

Atorado en su inmovilismo, frente a quienes le señalan por no hacer ninguna concesión que frene el ímpetu rupturista, Rajoy recalcó que no le temblará el pulso si debe actuar. “Lo haré con firmeza, contundencia y proporcionalidad”, aseguró. Y, acto seguido, entonó el que se ha convertido en uno de sus grandes latiguillos: “Estad tranquilos, nadie os convertirá en extranjeros en su propia casa”. Garantizar la unidad nacional y hacer cumplir la ley serán sus frentes de actuación ante la crisis territorial, que piensa encarar sin moverse ni un milímetro de su posicionamiento. “Que nadie espere otra cosa de nuestro partido”, alardeó mientras se erigía como velador del bienestar de los catalanes apelando a sus sentimientos, pero también a sus necesidades económicas. Es más, justificó la intervención de las finanzas del Govern reivindicando que “será el Estado quien pague a los proveedores”.

Su discurso halló réplica por boca de Artur Mas, quien calificó el intervencionismo español como “un castigo a Catalunya por votar como vota”. El president en funciones aseguró que se trata de “una discriminación muy grande, una deslealtad e intolerancia absoluta” hacia el territorio que más esfuerzos ha gestado para salir de la crisis. “Los que por obligación y de manera impuesta hemos aplicado medidas de austeridad, hemos hechos los deberes y representamos la primera economía productiva del Estado, somos los que estamos en un nivel de exigencia/discriminación más grande por parte del Estado”, censuró.

el espíritu franquista En este escenario, el líder de Convergència remarcó que cuando presenten la documentación “no habrá ninguna subvención a la Fundación Francisco Franco”, lamentando que 40 años después de la muerte del dictador “desgraciadamente algunos espíritus todavía están presentes en la actuación de algunos”, un mensaje directo hacia el comportamiento de Rajoy, convencido el jefe del Govern de que el diálogo, la negociación y el pacto con el Madrid son “ahora mismo imposibles”. Un ejemplo, que en las conversaciones sobre terrorismo que el Ejecutivo español ha mantenido con responsables institucionales se haya obviado a Mas.

En paralelo, el candidato de Democràcia i Llibertat a las generales, Francesc Homs, achacó el ahogo al autogobierno catalán a la efeméride de la muerte del dictador: “Para homenajear los 40 años de la muerte de Franco no se les ocurrió nada más que castigarnos por querer la libertad” y por los resultados del 27-S. Por su parte, el candidato de ERC, Gabriel Rufián, afirmó que esas condiciones especiales que no se ejecutan con otras comunidades demuestran que Catalunya tiene un Estado “en contra”.