Bilbao - Lezertua se reintegró en su puesto tras cinco meses de baja debido a un cáncer.

¿Cómo se encuentra?

-Creo que hay aterrizajes aún más difíciles. Después de treinta años viviendo fuera de Euskadi, dejé el trabajo en Estrasburgo y me vine aquí, y al día siguiente de tomar posesión del cargo me encuentro en el hospital. No fue fácil. En aquel momento fue un golpe duro, pero ahora me encuentro bien. Estoy un poco cansado, debo ir a revisiones periódicas, lo cual complica un poco la tarea, pero estoy con ganas. Es un trabajo bonito y tengo un equipo muy bueno.

Dicen que de todo se aprende, ¿de lo que le ha sucedido a usted también?

-Creo que es verdad. Hasta de los momentos más difíciles se extrae una enseñanza. Te preguntas por qué te pasa eso a ti. He aprendido que hay que abordar los problemas de uno en uno. Cuando hay varias cuestiones siempre quieres llegar a todas y tienes la sensación de que te dejas algo. Ya me dijeron los médicos, ahora lo primero es curarse, y por una vez en mi vida les hice caso. Seguí las consignas médicas a rajatabla. Aprendes, además, a ser humilde y sabes lo que es el afecto y la solidaridad. Y por último aprendes a que uno tiene derecho a ser débil y no intentar siempre hacerlo todo. Hay momentos en los que no puedes, pides ayuda y te la prestan.

¿Siente la necesidad de recuperar el tiempo perdido?

-Sí, pero es una pretensión un poco vana. El tiempo corre para todo, lo que no has hecho, no has hecho. Las ganas están ahí y en la medida que puedo intento recuperar el tiempo perdido. Además, debo decir que he contado con la comprensión de mucha gente, empezando por el lehendakari y acabando por vosotros, los periodistas.