barcelona - Catalunya debe construirse como Estado independiente reconociendo los fallos cometidos en el pasado. Fue el mensaje que trasladó ayer Artur Mas en la puesta de largo de lo que será la Hacienda propia, una de las estructuras del nuevo marco legal al que aspira tras el 27-S, donde admitió que supuso un “error muy grande” no haber apostado en la Transición por disponer de una Agencia Tributaria y, en definitiva, de un sistema de Concierto Económico similar al que ostenta la CAV o el Amejoramiento de Nafarroa, y es que aquel lapsus, según el president, derivó en “consecuencias muy graves” que probablemente hayan llevado al actual proceso secesionista. Ello no implica, a juicio del jefe del Govern, menoscabar el escollo que ha supuesto la oposición del Gobierno español cada vez que los catalanes han intentado acrecentar su estatus y es, por todo ello, que Mas confía en que esta vez sabrán aprovechar la oportunidad que les brindarán las urnas, a modo de plebiscito, porque “sin Hacienda propia no hay autogobierno de verdad”
“Es mejor decirlo con todas las palabras. Aquello que se consideró entonces de segundo orden, subordinado, creyendo que era mucho más importante cualquier otra cosa, fue un error muy grande”, argumentó el líder de Convergència, asumiendo el tropiezo nacionalista en la cuestión, pero censurando a Madrid por incumplir las previsiones en materia de financiación del Estatut de 1979 -que decía que la financiación pública de Catalunya debía ser una media entre su población y su aportación al PIB del Estado-, por rebajar el Estatut actual que salió del Parlament y por dar “un portazo” a la reivindicación del pacto fiscal. “Nunca hemos encontrado la más mínima comprensión al otro lado para tener un sistema diferenciado o una Agencia Tributaria propia con mayúsculas”, espetó el president, evocando que este asunto fue uno de los “grandes caballos de batalla” en las negociaciones con el socialista Rodríguez Zapatero, además del hecho de hacer constar que Catalunya se considerara como una nación, y amén de que después llegó otra rebaja tras la sentencia del Constitucional. “Planteamos el pacto fiscal para corregir el error que nosotros mismos habíamos cometido. El golpe de puerta a esta aspiración fue muy grande, y a partir de aquí la historia es conocida y no hace falta que insista”, apostilló, convencido de que con la independencia “tendremos un país donde la gente pueda aspirar a vivir mejor”.
Catalunya se propone construir un modelo de administración tributaria inspirado en el que hay implantado en Australia y Suecia, que sustituya la persecución del contribuyente por una relación de confianza con éste, “convencer al ciudadano de la bondad de pagar impuestos sin necesidad de medidas represivas”, según describió el responsable del programa para la definición de un nuevo modelo de administración tributaria, Joan Iglesias, modelo que es el resultado de diez informes encargados en los dos últimos años por el Govern pero que Madrid impugnará en caso de ponerse en marcha. Los expertos recomiendan la creación de un servicio de gestión de ingresos formado por cuatro organismos: la Agencia Tributaria de Catalunya, la Agencia Catalana de Recaudación de Ingresos, la Agencia de Comercio Exterior y la Agencia de la Propiedad Inmobiliaria. “Tenemos las ideas, el talento y las personas para hacer una Hacienda propia. Ahora hace falta que se den las condiciones políticas para que este proyecto, el mayor en tres siglos, tome cuerpo y se lleve a la práctica”, zanjó Mas.
Desde Madrid no tardaron en replicarle. El vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado, avisó de que “no habrá una Agencia Tributaria en Cataluña por mucho que lo cacaree Artur Mas” ya que, según él, las empresas “huirían” de Catalunya. “El presidente de la Generalitat está dando pasos a ninguna parte”, añadió al respecto la vicepresidenta española, Soraya Sáenz de Santamaría.