Madrid - El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, descartó ayer que vaya a haber “lo que se entiende por una crisis” en el Ejecutivo porque no tendría sentido a pocos meses de las elecciones generales. Rajoy se referió a los hipotéticos cambios en el Ejecutivo en la conferencia de prensa que ofreció junto al primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, con motivo de la XXVIII cumbre hispano-lusa que se celebró en Baiona (Pontevedra). El jefe del Gobierno, ante la pregunta de los periodistas por la posibilidad de que finalmente vaya a hacer algún cambio, insistió en que no va a haber nada de lo que se pueda entender como una crisis de Gobierno. Pero no precisó si finalmente puede llevar a cabo algún ajuste puntual que para él no tuviera la categoría de crisis.
Al pedirle que concretara sus intenciones dijo que no iba a hacer más comentarios al respecto. “Cuando haya algo, si lo hay, ya lo sabrán”, añadió. Eso sí, Rajoy zanjó este lunes las especulaciones sobre la posibilidad de que el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, abandonase la Xunta para convertirse en ministro, y avaló su continuidad: “Ha dicho cuál es su voluntad y yo estoy de acuerdo con él en que está aquí elegido por los gallegos para llevar adelante un programa”.
El salto inminente de Feijóo a Madrid quedó descartado por Rajoy con él mismo presente, de hecho escuchó la pregunta sobre su futuro sentado en primera fila de la comparecencia y mientras balanceaba la cabeza con un gesto de fastidio. Y es que él mismo la pasada semana había manifestado que Rajoy “sabe” que su “objetivo” es Galicia.
En las últimas semanas, conforme han aumentado las voces que lo situaban en Madrid, bien en el partido -cuyos cambios no le han afectado- o en el Gobierno, Feijóo proclamó reiteradamente que su “máxima ambición” política es ser presidente en su tierra y que su “compromiso” ahora mismo está en Galicia.
Ayer, pese a la insistencia de los periodistas en hablar con él, el presidente gallego declinó hacer declaraciones con el argumento de que la cumbre entre España y Portugal, con la presencia del presidente español y del primer ministro luso, no era el foro adecuado para hacerlo.
Lo que sí volvió a subrayar es que el Gobierno no va a cambiar las políticas económicas cuando quedan pocos meses para el final de la legislatura y cuando las medidas ya están dando resultados. Rajoy y también el primer ministro luso, Pedro Passos Coelho, aprovecharon la cumbre para poner en valor las reformas aplicadas en ambos países y para advertir del riesgo de los populismos para que la UE prosiga su recuperación económica. En la conferencia de prensa con la que se cerró la cita, Rajoy destacó que los dos países han afrontado en los últimos años la peor crisis económica y lo han hecho dando un ejemplo de solidaridad, responsabilidad, reformismo y moderación. “Hemos pasado años duros, pero ahora debemos centrarnos en consolidar la recuperación, en no echar a perder lo hecho con tanto sacrificio y esfuerzo y en plantear proyectos ilusionantes de futuro”, subrayó. Y uno de los riegos para ello son los populismos, según reflejan España y Portugal en la declaración conjunta que suscribieron con motivo de la cumbre de Baiona. En ese texto, abogan por una segunda fase de reformas en la UE para fijar las respuestas de emergencia que se han dado en los años anteriores y para enfrentarse a “la herencia acumulada de la crisis, sobre todo en cuanto a desempleo y la deuda”. Es entonces cuando España y Portugal lanzan su advertencia: “El recrudecimiento de movimientos populistas y antieuropeos -señala el texto de la declaración- debe verse como una advertencia para los riesgos de fragmentación política en la UE”. - Efe/E.P.