bilbao - Un informe del Instituto de Historia Social Valentín de Foronda revela el alto grado de abandono social sufrido por las víctimas del terrorismo en Euskadi, mayormente producidos por ETA, durante el final del franquismo y comienzos de la transición, especialmente hasta mediados de los años 80 del siglo pasado. Esta es la conclusión principal del estudio Los contextos históricos del terrorismo en el País Vasco y la consideración social de sus víctimas 1968-2010 realizado por esta entidad universitaria, cuyos miembros lo presentaron ayer ante la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco.
La mirada retrospectiva de este colectivo pone de manifiesto la poca piel y sensibilidad demostrada por la sociedad vasca cada vez que ETA perpetraba un asesinato en aquellos convulsos y virulentos años de los albores de la democracia y los posteriores años de plomo. El informe tacha de “elocuente abandono social” al escaso arrope que la sociedad vasca mostraba ante las víctimas de la banda. Así, el 82% de los muertos en atentados hasta mediados de los 80 no tuvieron respuesta ciudadana de repulsa. La cifra contrasta con el respaldo total (de un cien por cien) recibido en forma de huelgas y manifestaciones cuando los asesinados eran miembros de ETA a manos de las fuerzas policiales o grupos de extrema derecha o parapoliciales.
Según explicó Raúl López, miembro del Instituto Valentín de Foronda, ante la comisión parlamentaria, tres de cada cuatro asesinatos “carecieron de respuesta en forma de movilización social de protesta” hasta 1979, año en el que fue aprobado el Estatuto de Gernika. El porcentaje supera el 80% si se amplia la horquilla hasta 1984.
Tras censurar la desmovilización y el abandono social hacia las víctimas de ETA, los autores del informe también constatan que la situación desde entonces es bien diferente. No obstante, consideran que el arrope es mucho mayor pero “tibio”.
En el origen de ese giro social estaría actuaciones de colectivos que salieron a la calle en un ambiente poco propicio, cuando no hostil, para este tipo de movilizaciones en los pueblos y ciudades de Euskadi. En este punto destaca la significativa aportación de Gesto por la Paz, movimiento social alumbrado en aquellos duros años y que durante tres décadas se ha movilizado contra los asesinatos, sobre todo de ETA, hasta su disolución el pasado año.
El trabajo realizado por los historiadores presenta con crudeza la magnitud y los fríos números del drama del terrorismo en Euskadi desde la transición. En estas cuatro décadas se han producido 914 asesinados por terrorismo en el conjunto del Estado español, de los que 845 (nueve de cada diez) han sido a manos de ETA y organizaciones afines. Los 69 restantes han sido obra de la policía o grupos de extrema derecha.
Durante estas décadas de terror ochenta personas sufrieron secuestros de diferente duración, desde un día hasta los 532 en los que estuvo cautivo el funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara. De éstos, nueve secuestrados acabaron asesinados y otros catorce fueron liberados por los terroristas tras recibir “tiros de castigo” en las piernas.
El informe universitario de esta entidad universitaria creada para promover los estudios de historia social también constata como novedad, que ETA ha herido a 2.533 personas, de las que 709 sufren gran invalidez o incapacidad permanente absoluta o total. Otra de las novedades que recoge este informe es que hasta 2001 la banda armada recabó información de al menos 15.000 personas en Euskadi con el objetivo de atentar contra ellos.
En un momento dado de esta historia de terrorismo, en 2002, cerca de un millar de personas tuvieron que llevar escolta para proteger sus vidas en una sociedad en la que una parte importante ha estado “coartada” a la hora de participar en política y expresar libremente sus ideas. Como ejemplo, los historiadores señalan que en ese año 2002 solo un 4% de los votantes del PP en Euskadi reconocían no sentir ningún miedo para hablar de política.
“asesinos con nombre y apellido” En el trabajo se plantean una serie de consideraciones orientadas a definir las políticas públicas de la memoria, que deben evitar la “relativización” de las víctimas del terrorismo, porque éstas fueron asesinadas no por una situación “inevitable” o por “mala suerte”, sino que tuvieron sus victimarios responsables de esos crímenes.
Los autores del trabajo subrayaron en el Parlamento Vasco que los asesinos tienen “nombre y apellidos” y militaban en una u otra organización que cometía, y después reivindicaba, “crímenes que tenían un carácter político, es decir, que iban dirigidos a imponer un determinado proyecto de poder”. Asimismo consideran que se deben atribuir responsabilidades a los culpables y en, en este sentido, recuerdan que “la principal responsable de la escalada terrorista en Euskadi ha sido ETA, la organización más longeva, más mortífera y con mayor apoyo social”.
Por otra parte, el Parlamento Vasco homenajeará hoy a los dirigentes socialistas Fernando Buesa, asesinado por ETA en el año 2000, y Enrique Casas, muerto a manos de los Comandos Autónomos Anticapitalistas en 1984.
Los parlamentarios autonómicos guardarán dos minutos de silencio al inicio del pleno de control que celebra el Legislativo autonómico. Además, junto a la escultura ‘Brújula de Medianoche’, ubicada frente a la entrada de la Cámara en memoria de las víctimas del terrorismo, se encenderá un pebetero y se instalarán fotografías de Buesa y Casas. - DNA
914 asesinatos. Analiza la actividad terrorista registrada en los 43 años que van entre 1968 y 2010. En ese tiempo hubo 914 asesinatos, de los que 845 (el 92%) fueron cometidos por ETA u organizaciones afines y el resto por la policía y grupos de extrema derecha.
2.533 heridos. Aunque son los muertos los que se llevan los titulares, ETA ha dejado muchos heridos en el camino. Sus atentados causaron más de dos millares y medio de heridos, de los que 709 sufrieron gran invalidez o incapacidad permanente absoluta o total.
15.000 vigilados. Es el número de personas sobre los que ETA, según el informe del Instituto de Historia Social Valentín de Foronda, recabó información en Euskadi con el fin de atentar contra ellos. Algunas de ellas fueron luego secuestradas durante diferente tiempo de duración. En total fueron 80 personas secuestradas, de las que 9 acabaron asesinadas.