Tutera - El estreno de José Javier Esparza como candidato de UPN a las elecciones de 2015, tras el convulso Consejo Político que horas antes le certificaba en el cargo, quedó diluido ayer por la incapacidad del protegido de Barcina para renovar el discurso regionalista sin necesidad de apelar hasta la saciedad a los viejos fantasmas de la formación. Terrorismo, himnos, banderas, victimismo, el euskera como arma política, los Fueros... Esparza se atrincheró en el “orgullo de ser de UPN” para ganarse el aplauso de unos militantes a los que pidió “unidad y apoyo” sin poder evitar que la fractura interna de su partido quedase al descubierto. Ni Alberto Catalán, contrincante directo el día anterior, ni Amelia Salanueva, ni Miguel Sanz, acudieron a la celebración del Día del partido en Tutera, dejando en evidencia la puesta de largo del nuevo candidato.

Esparza arrancó su intervención entrando de lleno en el recurso más manido de los 35 años de historia de UPN y su trayectoria política. Pero una vez que el ambiente se había caldeado, acusó al resto de las fuerzas de “generar sensación de inestabilidad y sospecha”. Sobre los que denominó “nuevos que parecen estar de moda”, consideró que “quieren aprovechar este momento de crisis, incertidumbres y dudas para intentar apartar a UPN del timón de Navarra, pero no proponen ninguna solución”.

Acto seguido alabó la situación de la Comunidad Foral pintándola como la “más solvente” o la que “mejor sanidad pública tiene”. Alrededor de esa realidad inició el dibujo de la Nafarroa que UPN quiere. “La tierra donde nuestra bandera siga siendo la de aquí, la roja con cadenas y ninguna otra; donde nuestro himnos sea el de las Cortes, que es el que nos pone la piel de gallina; donde no se cuestionen los Fueros; donde todos recordemos la barbarie del terrorismo” o “donde se defienda el euskera como lengua y no como instrumento para aleccionar nacionalismos”. “La gente de UPN es gente valiente, que se ha jugado el tipo, con convicciones, que nos crecemos cuando hay que defender Navarra y sus Fueros”, citó.

Cerrar filas Envalentonada, emocionada hasta casi la lágrima al recordar sus 18 años en política y llamando una y otra vez a “cerrar filas, sin fisuras” con el nuevo candidato. Yolanda Barcina exprimió el papel de víctima, cargó contra la oposición y autoproclamó a los suyos como “dique de contención frente a los terroristas y los que les respaldan” o frente a los partidos populistas. Sin innovar en la dialéctica, una vez más, la presidenta navarra anunció que “seguiremos denunciando la hipocresía de los nacionalismos” y se atrevió a definir a su partido como “el espejo de la sociedad navarra” porque “de la noche a la mañana, Navarra no se ha vuelto ni radical ni comunista”.