Bilbao - El secretario de Paz y Convivencia de Gobierno Vasco, Jonan Fernández, afirma que el Ejecutivo presidido por Iñigo Urkullu ya ha remitido a todos los presos de ETA y de la izquierda abertzale ilegalizada recluidos en las cárceles de los Estados español y francés el programa Hitzeman de reinserción y resocialización, que está abierto a aportaciones. Además, considera que los reclusos deben hacer autocrítica del pasado, aunque el Ejecutivo dejará la “puerta abierta” a que éstos busquen la fórmula para expresarla.
En este camino hacia el entendimiento básico en esta materia, el Gobierno Vasco ha remitido hace unos días el programa a todos los presos, con su nombre y apellidos, tanto a los que están encarcelados en el Estado español como en el francés. A este respecto, Fernández subraya que “vamos a iniciar el diálogo, con serenidad porque el Gobierno Vasco está abierto a cualquier posibilidad que sea factible”. Destaca que al Ejecutivo le interesa mucho la opinión de los propios presos y sus asociaciones, por lo que tratarán de conocerla “por la vía que sea posible”.
Fernández admite que el Ejecutivo de Urkullu no podrá realizar esta labor de forma unilateral y considera que el problema no es que tengan o no competencias porque, a su juicio, el Gobierno Vasco sí las tiene, sino que “hay cosas para las que hay que ponerse de acuerdo y ésta es una de ellas”.
El secretario de Paz y Convivencia asegura en una entrevista concedidad a la agencia Europa Press que Hitzeman, proyecto con el que el Gobierno Vasco pretende facilitar la reinserción de condenados por delitos de terrorismo, “es una propuesta abierta que no se impone a nadie y un borrador sobre el que trabajar” en los próximos cinco meses con el fin de buscar un consenso social y político para impulsar procesos de resocialización.
Tras recordar la influencia que esto puede tener en la convivencia, rechaza las críticas realizadas contra este programa por la izquierda abertzale al considerar que “legitima la legalidad excepcional” que el Ejecutivo español aplica a los presos. Fernandez no comparte estas críticas porque el objetivo de su plan es “sacar la reinserción de la excepcionalidad y traerla a la normalidad; hacer que los procesos de reinserción sean, tal y como la Constitución, establece el fin de la pena”. Por ello, considera que, si no es esta propuesta la que se trabaje para lograr la reinserción de los reclusos, “tendrá que ser alguna otra y tendrán que decir cuál es su vía”.
Fernández asegura que buscarán consensos con diferentes agentes “con tranquilidad y sin prisas”, y dialogarán con los parlamentarios, agentes sociales, los presos y las asociaciones de su entorno para explicarles los pormenores de Hitzeman. En este sentido, precisó que “tenemos competencia y tenemos voluntad, pero hay que saber que solos no lo vamos a poder hacer. La única manera de avanzar en estas cuestiones de reinserción es mediante vías legales y de consenso”.
En su opinión, para la resocialización, es necesario y básico un componente autocrítico en relación con el pasado y un reconocimiento del daño causado a las víctimas. “Pero somos partidarios de dejar la puerta abierta a cómo formular eso. No creo que sea bueno obligarles. No se ha hecho con los presos de la vía Nanclares, que expresaron con sus palabras su perspectiva autocrítica”, puntualiza, para añadir que “un preso puede pedir perdón y otro hacer otra formulación diferente”.
Fernández reconoce que hay “elementos en común” entre Hitzeman y la vía Nanclares, pero señala que la diferencia radica en que el programa del Gobierno Vasco “sistematiza de manera global todo un proceso de reinserción y resocialización”, mientras que “la vía Nanclares fue un impulso casi personal de un grupo de presos que abrieron el camino de la reinserción”.