Vitoria. De nueve escaños a cuatro. De 430.000 votos a apenas 254.000. Casi uno de cada dos votos perdidos. Ése fue finalmente el alcance de la sangría que ayer sufrió el socialismo también en Euskadi, donde quedó convertido en tercera fuerza -por detrás de PNV y Amaiur- tras ver cómo la crisis dilapidaba el crédito que le dio la victoria hace cuatro años apoyado en su apuesta por la paz.

Los socialistas vascos esperaron hasta bien entrada la noche, hasta que el escrutinio fue definitivo y Rubalcaba se hubo pronunciado, para hacer su valoración de una noche para olvidar.

La aparición de López Esta vez fue el propio Patxi López quien se puso al frente de la plana mayor del PSE para analizar desde su prisma el batacazo socialista, a diferencia de lo que sucedió hace unos meses, tras el 22-M, cuando dejó a Ares toda esa responsabilidad. López reconoció la victoria del PP y abrió también la puerta a la llegada de cambios en el seno del socialismo. "Es hora de reflexionar, y los socialistas vascos lo vamos a hacer en profundidad para volver a conectar con la izquierda y con los sectores más progresistas de este país"; para recuperar "el pulso de la calle", dijo, consciente de que la desmovilización y los recortes son en gran parte responsables de este nuevo revés.

Así, tras centrarse en que su partido remonta en Euskadi respecto a los 180.000 votos que recibió el pasado 22-M, subrayó "la necesidad de que abordemos juntos los retos de este nuevo tiempo de libertad en Euskadi para superar las heridas del pasado y poner las bases sobre las que construir la convivencia democrática de este país", para lo que tendió la mano a Rajoy..