PSOE y PP pactan una salida para los presos

bilbao. La campaña electoral y la más que probable llegada del candidato popular Mariano Rajoy a La Moncloa no han frenado los movimientos en materia penitenciaria. Pasos que el Gobierno español ha acelerado tras el anuncio del cese definitivo de la actividad armada, que ETA declaró hace diecisiete días. Según la información a la que ha tenido acceso este periódico y que ha sido contrastada con fuentes activas en el proceso de paz, José Luis Rodríguez Zapatero habría consensuado con la cúpula del PSOE, contando, además, con el beneplácito del Partido Popular, una hoja de ruta para solucionar uno de los nudos gordianos para lograr la normalización definitiva en Euskadi: una salida para los presos de la organización armada.

Aunque la prudencia, sobre todo en materia penitenciaria, es la que manda entre los responsables del Gobierno, el plan que han dibujado los socialistas establece varias fases. El más inmediato, que se concretará antes de que Rodríguez Zapatero deje la presidencia, es la puesta en libertad o el acercamiento a cárceles vascas de algunos presos enfermos. Concretamente, según las fuentes consultadas, ocho reclusos de la organización armada con afecciones graves o incurables serán puestos en libertad antes de Navidad. Número que coincide con el recuento de reos con enfermedades irreversibles sobre el que vienen alertando en los últimos meses el colectivo de familiares de presos y el Acuerdo de Gernika. Un camino que ya ha abierto Instituciones Penitenciarias con el miembro de ETA Jesús María Martín, que el pasado viernes fue trasladado a la cárcel de Basauri para que se encuentre cerca de su domicilio debido a las enfermedades que padece (el recluso, que el año pasado intentó quitarse la vida, tiene un desorden esquizo-afectivo con delirios, según datos de Etxerat).

Tras la liberación de los reclusos con enfermedades graves, la siguiente ficha que movería el Gobierno español en este tablero de largo recorrido sería el de los presos preventivos sobre los que recaiga menos petición de años de cárcel, seguidos de los que no estén acusados de delitos importantes, para dar paso después a los que no están acusados de participar en algún atentado mortal. Esta segunda fase de la hoja de ruta confeccionada por el actual Gabinete español la ejecutaría el próximo inquilino de La Moncloa. Y, aunque Mariano Rajoy prefiere andar con cautela y está pasando de puntillas sobre este tema durante la campaña electoral, las fuentes consultadas consideran que al Partido Popular le interesa que se empiecen a dar pasos en las cárceles antes de llegar a la presidencia española para poder tener el terreno un poco más despejado. Rajoy es consciente que cualquier gesto con los presos con él ya en La Moncloa puede ser interpretado como una ofensa por el colectivo de víctimas de ETA, que, junto a la caverna mediática, presionará de lo lindo al PP.

los más complicados Más a largo plazo, y una vez que el proceso de paz esté más asentado, llegaría la verdadera patata caliente para el próximo Ejecutivo español. En el plan que han diseñado los socialistas se establece como última parada el caso de los presos de ETA con grandes condenas y múltiples delitos de sangre. Según las mismas fuentes, al final quedarían alrededor de 120 reclusos de la organización armada en esta situación. Siguiendo el modelo que funcionó en Irlanda del Norte con los presos del IRA, las autoridades analizarían caso a caso el futuro de cada reo.

Lo que parece evidente es que la cita con las urnas del próximo día 20 no puede servir como excusa al Gabinete Zapatero, ya que el presidente español seguirá ejerciendo como tal en funciones hasta que se constituyan las Cortes Generales y se conforme el nuevo Gobierno español. De esta manera, Rajoy podría llegar a La Moncloa pocas semanas antes de la manifestación convocada el próximo 7 de enero en Bilbao, en la que se prevé que una multitud exija medidas de gracia para los presos de ETA. Algo que vienen haciendo los dirigentes de la izquierda abertzale tradicional, que han planteado como algo urgente la puesta en libertad de los presos enfermos, así como de los que han cumplido las tres cuartas partes de la condena y los que están encarcelados de forma preventiva, sin olvidar la derogación de la conocida como doctrina Parot.

Pero a nadie escapa que a partir del 20-N todas las miradas se centrarán en Mariano Rajoy, quien, según ha indicado esta semana el presidente del EBB, acercará a los presos de la organización armada, aunque, a su juicio, "va a necesitar un poco de tiempo para gestionar la situación interna" de su partido. Urkullu considera que el líder de los populares está muy condicionado con los discursos extremos que compañeros de su partido han realizado en el pasado. "Es cautivo, y lo digo con todo el respeto, de la utilización del sufrimiento de las víctimas y del discurso de Aznar", enfatizó Urkullu.

Zapatero habría obtenido el beneplácito de Mariano Rajoy para mover ficha en materia penitenciaria en un tablero de largo recorrido. Foto: efe

Zapatero tiene la bendición de Rajoy para poner en marcha esta hoja de ruta antes de abandonar La Moncloa

La izquierda abertzale se ha centrado en la salida de los enfermos y de los que han cumplido tres cuartas partes de la pena