madrid. José Luis Rodríguez Zapatero superó hoy su última Fiesta Nacional como presidente del Gobierno "blindado" de los abucheos y pitidos de protesta de los ciudadanos que a lo lejos se escuchaban como un leve murmullo y que, durante los últimos cinco años, le acompañaron en esta jornada.
La Plaza de Neptuno, donde estaba la acorazada tribuna de autoridades y donde se celebraron los actos solemnes del desfile de las Fuerzas Armadas, permaneció aislada del mundanal ruido y ni siquiera en las calles aledañas se permitía entrar a la plebe, solamente a algunos afortunados bajo previa acreditación.
En las zonas del recorrido donde se aglutinaba el común de los mortales, pantallas y megafonía pedían respeto por actos tan importantes como el homenaje a la bandera o a los que dieron su vida por España para evitar los gritos de "dimisión" dirigidos al presidente que tanto molestaron el año pasado. No obstante, las mismas imágenes servían a algunos de los presentes para gritar "fuera, fuera, fuera" ante la presencia de un Rodríguez Zapatero al que, de vez en cuando, enfocaban las cámaras.
En resumen, la ministra de Defensa, Carme Chacón, consiguió que reinara la paz en este desfile militar con el nuevo formato de meter a los todopoderosos en una burbuja y que el público se apelmazara entre Atocha y la Plaza de Colón.
'Rey-móvil' La crisis no pasó desapercibida y muchos debatían en pequeños corrillos sobre si, en tiempos de carestía, la Fiesta Nacional se debía celebrar o no. Sin embargo la realidad es que ante el paso de más de 3.000 efectivos, 147 vehículos y hasta 55 medios aéreos, los aplausos fueron continuados, así como los gritos de "viva España".
La familia real este año pudo estar sentada y protegida del sol, para que don Juan Carlos descansara y no abusara de su tendón de Aquiles recién operado. El monarca también pasó revista a las tropas en una especie de "rey-móvil" -un coche del Ejército descapotable-, en lugar de hacerlo a pie como en celebraciones anteriores. Por lo demás, todo sigue igual y los desfiles aéreos y terrestres fueron tan vistosos como siempre.