Gandhi concluyó que la primera etapa para cambiar el mundo es cambiarse a sí mismo. Aunque la pretensión no es tan ambiciosa y esté acotada a la política vasca, los recientes avatares que ha soportado el Gobierno de López, con una debacle electoral que sólo ha reforzado la dependencia de socialistas y populares para conservar su cuota de poder en Euskadi, obliga a la reflexión. Así lo reconoció el propio lehendakari, Patxi López, en un tímido ejercicio de autocrítica que expuso en el Comité Nacional del PSE tras la cita con las urnas.

Los nuevos "impulsos" que Patxi López puso sobre la mesa, aunque fuera de forma genérica, esbozan un nuevo tiempo en el Ejecutivo vasco que comienza a tejer sus futuros mimbres. Desde Lehendakari-tza aseguran que no existen previsiones a corto plazo para variar el organigrama actual de la cúpula de Lakua, pero los hechos son una antesala que siembra de dudas la continuidad del actual círculo de confianza del jefe del Ejecutivo autonómico.

El cese de dos viceconsejeros del Departamento de Interior ha hecho saltar todas las alarmas. El responsable del área, Rodolfo Ares, enmarcaba ayer ambos casos, así como la elección del candidato a la Diputación de Gipuzkoa, Miguel Buen, para que pase a ser su nuevo número dos, en un ejercicio de "normalidad". Preguntado por la previsión de nuevos cambios, Ares evitaba una respuesta concreta pero también aludía a esa misma normalidad para recordar que anteriores gobiernos no dudaron a la hora de dar relevo a sus consejeros cuando lo consideraron oportuno o hacer "ajustes", como definió Ares, quien tendrá que dar cuenta en el Parlamento Vasco de los dos recientes ceses después de que el PNV tramitase ayer la petición de su comparecencia.

Dos son también los factores principales que alimentan ahora la reflexión en Ajuria Enea para buscar nuevos rostros que acompañen a López en su Gabinete. Para empezar, los dos años consumidos de la presente legislatura son el momento idóneo si el objetivo es que los nuevos responsables de las áreas gubernamentales dispongan del tiempo suficiente para promover nuevos proyectos y logren desatascar el retraso acumulado en el calendario legislativo que, a modo de programa de gobierno, el Gabinete socialista presentó en noviembre de 2009 para asumir, exactamente un año después, el retraso generalizado del ambicioso plan.

En segundo lugar, aunque con más peso político, los nefastos resultados electorales que ha cosechado el socialismo en los comicios municipales y forales -con un recorte superior al experimentado por el PSOE- han resquebrajado la imagen del PSE, a pesar de los insistentes intentos del lehendakari y sus acólitos por recordar que en las elecciones no se elegía un nuevo Gobierno Vasco.

La fórmula para esquivar un adelanto electoral y mantener vivo el Ejecutivo hasta el final de la legislatura sólo tiene un camino y es el que marca el acuerdo de bases rubricado con el Partido Popular en abril de 2009. Sin este compañero de viaje, el PSE perdería su estabilidad parlamentaria, y su imposibilidad de sacar adelante los Presupuestos del próximo ejercicio sería la puntilla para que desde la oposición se forzaran unas elecciones anticipadas. Desde esta base argumental, la única salida que tiene el lehendakari para recuperar la confianza del electorado socialista pasa por emprender un giro a las tendencias actuales con nuevos nombres y formas de gestionar las respectivas áreas. Una forma de pasar de las palabras a los hechos, sobre todo después que el "nuevo impulso" anunciado en el Comité Nacional aún no ha encontrado una versión ampliada que lo concrete.

Al ser preguntada por el contenido de esta nueva etapa, la portavoz del Ejecutivo, Idoia Mendia, se limitó a anunciar tras el último Consejo de Gobierno que el Gabinete se centraría en mantener la lucha contra el desempleo como prioridad inicial y "seguir cumpliendo con los compromisos" adquiridos.

posibilidades Las cábalas iniciales dibujan un amplio abanico de posibilidades en las idas y venidas a Lakua. El caso más significativo es el del consejero Ares, cuya salida del Ejecutivo podría estar ligada al requerimiento de Madrid para que el titular de Interior refuerce la candidatura electoral de Alfredo Pérez Rubalcaba en los comicios estatales. Esta salida permitiría, de paso, la incorporación del portavoz del PSE, José Antonio Pastor, al Gabinete López después de cosechar una nueva derrota ante el PNV en su pugna vizcaína.

A partir de ahí, el baile de nombres abarca a un amplio elenco de consejeros en el que la titular de Medio Ambiente, Pilar Unzalu, y la responsable de Empleo, Gemma Zabaleta -muy crítica con el pacto firmado con el PP vasco- ocupan posiciones cabeceras.