Vitoria. Aparca su moto junto a la escuela de Artes y Oficios con puntualidad. Acaba de finalizar su turno en la Mercedes, donde ha pedido flexibilidad para poder hacer campaña para UPyD, y con tono jovial entra en la sede, observa los primeros panfletos recién salidos de la imprenta y me invita a tomar asiento mientras se quita su cazadora. Aunque es un desconocido de la política, su cara no extraña en los medios, ya que durante años ha presidido la asociación de vecinos de Lakuabizkarra e Ibaiondo. Recién llegado del movimiento vecinal aún parece mantener la ilusión por que algo pueda cambiar en Vitoria, una ciudad en la que -insiste- no hay participación ciudadana, por mucho que los concejales digan lo contrario.
Como una bocanada de aire fresco dice UPyD que se presenta a estas elecciones. ¿Tan marchito ve al Ayuntamiento?
Sí que está marchito. Los ciudadanos están cansados, hasta el gorro de ver las mismas caras y los mismos familiares dentro del Ayuntamiento. Se necesita un cambio.
Caras nuevas. Y ése es su papel.
La dirección que ha tomado UPyD es la de ser un partido por y para el ciudadano.
Ya. Y eso en qué se traduce.
En intentar que el Ayuntamiento sea lo más transparente posible, que las decisiones se tomen consultando con los ciudadanos, y que la política no esté tan profesionalizada, que los concejales permanezcan en el cargo como máximo ocho años, con el compromiso de haber trabajado un mínimo de tres por cuenta ajena o como autónomos, requisitos que muchos de los que están hoy en el Ayuntamiento no cumplen.
¡Uf! Y por qué tanto requisito.
Porque es importante que un concejal o un alcalde tengan vida laboral más allá de la política, que hayan trabajado antes, para que sepan realmente lo que hay y lo que ocurre en la calle. El político tiene que nacer del pueblo.
Ajá. En los mentiremos se dice que pueden ocupar el hueco que dejó Unidad Alavesa.
Para nada. Unidad Alavesa era un grupo foralista y nosotros somos todo lo contrario.
Está claro. Me refería más a la posibilidad de captar el voto de los desencantados.
Que no, que no, de provincialismos, nosotros, poco. Estamos más en la línea de ofrecer respuestas razonadas y coherentes que ahora no se dan en el Ayuntamiento porque no se consensúan.
Entiendo. ¿Qué es lo que más le ha decepcionado del gobierno de Patxi Lazcoz?
La prepotencia ha sido determinante, eso de que vendan todos los días que hay participación ciudadana cuando se han montado un montón de plataformas, movimientos sociales y vecinales en contra de ciertos proyectos, y no se les ha escuchado... Basta decir que los presupuestos nos los presentaron cuando ya estaban aprobados. Increíble.
Ya veo. Ahora habla desde su experiencia como portavoz vecinal de Lakuabizkarra. Eso significa que se ha sentido ninguneado.
Sí. Y la prueba está en que cada vez son menos las asociaciones que acuden a los consejos de participación ciudadana. Desde que se eliminaron las reuniones directas con el alcalde se acabó, todo va a peor.
Sin embargo, no acudió a la manifestación del sábado.
Efectivamente, porque tuve que hacer campaña, pero eso no significa que no entienda la convocatoria: lo que me preocupa es que esos movimientos estén dirigidos siempre desde una misma línea mientras hay colectivos que quedan fuera. No obstante, comparto el lema, de hecho coincide con uno de los que lleva UPyD: Más participación ciudadana.
Curioso. Usted rehúye de los políticos profesionales y, al final, en las asociaciones de vecinos ocurre lo mismo.
Bueno, hay ciertos individuos que han copado la política, después se han incorporado a las asociaciones de vecinos y hoy siguen igual; no han sabido diferenciar su vida profesional de la personal, porque todo el mundo tiene ideas políticas, pero en el movimiento asociativo hay que ser bastante aséptico.
UPyD se presenta en las tres capitales vascas; en Irun, tradicional bastión socialista, y en Getxo, donde PP y PNV se reparten el poder. La elección no es casual, supongo.
¿Casual? Más bien es un mandato de partido. Hay que tener en cuenta que hablamos de una formación nueva, nacida hace sólo tres años y que, por ahora, se está centrando en ayuntamientos de más de 50.000 habitantes.
Y aun así lo tienen difícil para sacar algún concejal, al menos en Vitoria.
Si lo dice por las encuestas, no me fío, porque los resultados de los sondeos dependen de quién los realice.
Bueno. Y los suyos, ¿qué dicen?
Tampoco me fío, aunque auguran que entramos en el Ayuntamiento, pero no hay que hacerse demasiadas ilusiones porque las encuestas de los partidos siempre tienden a dulcificar a sus candidatos. Lo interesante es saber qué opina el resto de formaciones sobre nuestra posible incursión, y ahí, entramos.
De ser así, el voto de su partido irá a parar al PSE o al PP.
En este momento a ninguno. Pretendemos ser un partido libre, sin tener que estar subyugado a otros; somos los únicos que lo hemos dicho claro desde el principio. Y soy un hombre de palabra.
También le he escuchado apelar al voto útil, pero ¿de dónde vendrá?
Las encuestas -que no me fío de ellas, pero sí que las sigo porque soy de números-, determinan que vienen del PP y del PSE e incluso de aquellos votantes desencantados con el PNV, que le van a pasar factura por los casos de corrupción desatados en Álava.
¿También al PSE le va a pasar factura el efecto Zapatero?
Indudablemente. También va a tener un coste político para el alcalde: negar la crisis, cinco millones de parados, las medidas adoptadas después... Eso pasa factura. Igual que le puede ocurrir al PP por su falta de carisma y su negativa a ayudar en momentos difíciles de crisis, porque la ciudadanía ya se está cansando de esa alternancia de poder cada cuatro u ocho años: ahora PSOE, ahora PP, ahora me toca a mí PNV. Al final, siempre se repartan entre los mismos.
Y a ello se suma el voto a Bildu.
Acato la sentencia del Tribunal Constitucional. En cualquier caso pienso que no debe haber nadie imputado en listas electorales, ni por corrupción, ni por delitos económicos... El político debería ser transparente.
Y ante este panorama, ¿quién se va a llevar el gato al agua?
No lo sé, a partir del 23 de mayo va a haber muchos movimientos y depende del camino que tome cada partido, pues habrá muchos ciudadanos que se sientan defraudados por haber revalidado su confianza en uno u otro. Nosotros tenemos claro que no vamos a pactar con nadie.
Si hacemos memoria, Vitoria ha conocido la gestión de Cuerda, Alonso y Lazcoz. ¿Con cuál se queda?
¡Uy!, con un poco de todas. José Ángel es un hombre del pueblo, no era profesional de la política, aunque luego se hizo, y eso es una buena opción. De Alonso me quedaría con la cantidad de proyectos que diseñó. Y de Lazcoz (...) con su cara amable, es un político al que el físico le acompaña.
Siendo así, entiendo que tampoco le gusta el BAI Center, sobre todo porque lo considera un despilfarro.
157 millones de euros para Vitoria, me parece un auténtico despilfarro. No opinaría igual si ese dinero lo aportara otra institución, pero sí cuando es el Ayuntamiento quien tiene que pagar el 80% de un proyecto que, por otra parte, no me creo que vaya a ser un motor dinamizador de la economía como ha dicho el alcalde. Me parece una visión provinciana porque a cien kilómetros a la redonda tenemos cuatro palacios de congresos, no sé cuántos de la música... Y precisamente Vitoria, que fue la primera que contó con un centro de congresos en Euskadi, el Europa, que se haya dejado pisar el terreno... Para destacar sobre el resto tendría que ser con algo novedoso, que no tengan otras ciudades, eso sí sería rentable.
Pero para mejorar la ciudad, primero hay que saber lo qué va mal. ¿Qué no le gusta a Carlos Sevillano?
El estado en que se encuentran los barrios desde el punto de vista del mantenimiento y la limpieza; es de lo que más se quejan los vecinos. Cualquiera por el que pasees, desde Zaramaga hasta Salburua, o el mismo centro, donde todavía están rotas las baldosas de hace años, aquellas que costaron tan caras.
Vaya. Y, ¿por dónde se empieza esta microcirugía?
Hay que trabajar por todos los barrios porque los ciudadanos así lo exigen. El premio de Green Capital no significa que no haya que seguir avanzando.
Su debate también se centra en la seguridad ciudadana. De verdad piensa que Vitoria es insegura.
Y lo es, sólo hay que mirar los números que se han hechos públicos para ver que Vitoria es una ciudad insegura. Y lo es por la mala planificación de los jefes de la Policía Municipal, que impide a los agentes cubrir toda la ciudad. Bueno, últimamente estoy viendo más efectivos en la calle, no sé si es que llegan las elecciones.