Bilbao. En tiempos mezquinos donde personajes como el alcalde de Valladolid o el escritor Arturo Pérez-Reverte comparan la prohibición de fumar en los bares con el nazismo, las atrocidades del Tercer Reich vuelven a estar de actualidad. Esta misma semana ha trascendido el hallazgo en el Tirol austriaco de una fosa común con los restos de alrededor de 220 supuestas víctimas del programa de eutanasia nazi, dirigido a eliminar a discapacitados. La fosa fue descubierta en el cementerio viejo del hospital psiquiátrico de la localidad alpina de Hall, durante unas obras que se realizan en el recinto.

Las víctimas habrían sido enterradas entre los años 1942 y 1945 y se sospecha que muchas de ellas murieron a consecuencia el conocido programa de eutanasia Aktion T-4, puesto en marcha por los nazis para potenciar la raza aria eliminando a discapacitados físicos y mentales, entre ellos, muchos niños. Lejos de tener el significado que se le da en la actualidad (eutanasia significa "buena muerte" en su origen griego), en el uso nazi se refería a la matanza sistemática de los discapacitados mentales y físicos que estaban internados en instituciones, sin el conocimiento de sus familias.

El hallazgo de Hall da cuenta de la crueldad de los nazis, pero las dimensiones del plan de eutanasia fueron enormes. En la Alemania nazi, que se anexionó Austria en 1938, alrededor de 275.000 personas con algún tipo de invalidez física o psicológica fueron asesinadas en un esfuerzo por erradicar a los considerados inferiores, según establecieron los fiscales de los juicios de Nuremberg. Solo en el hospital del castillo austriaco de Hartheim, un centro de eutanasia situado cerca de Linz, encontraron la muerte en cámaras de gas unas 30.000 personas, catalogadas por la régimen nazi como "vidas indignas de ser vividas". En 1925, en su obra Mein Kampf, Adolf Hitler escribía que "el Estado debe sustituir a la naturaleza cuando esta fracasa y suprimir las existencias inútiles".

Las autoridades de Hall, próxima a Innsbruck, han paralizado las obras y han comenzado a investigar la identidad de los cuerpos, así como la posible existencia de más fosas comunes. Las víctimas serán identificadas y sus restos entregados a sus familiares, en los casos en que resulte posible encontrarlos.

por hambre o envenenados Hasta que no se practiquen los análisis forenses no se podrá determinar cómo fallecieron las personas allí enterradas, aunque el historiador Horst Schreiber sospecha que se les dejó morir de hambre. Otras informaciones apuntan a inyecciones de veneno, lo que abriría una nueva línea de investigación para los historiadores, ya que los nazis siempre negaron haber utilizado ese método.

Quizá el hallazgo de los 220 cuerpos sirva para que Austria realice una profunda reflexión sobre su responsabilidad en las masacres de los nazis. "Un oscuro capítulo de la historia ahora debe ser cuidadosamente examinado y aclarado", aseguraba el gobernador provincial, Guenther Platter, al tiempo que se reconocía profundamente conmocionado por el descubrimiento.

Austria nunca hizo un proceso de desnazificación como el realizado por Alemania y durante décadas se consideró una víctima más de Hitler, cuando en realidad fue su aliada. La extrema derecha austriaca gobierna ya alguna región del país y ha participado en gobiernos de coalición. Según el historiador Schreiber, el gobierno regional trató de ocultar el genocidio en los años sesenta, después de la derrota del régimen fascista. "En 1963 el gobierno regional -acusa- borró premeditadamente de los archivos todas las informaciones relacionados con los hechos".

El plan, bautizado como T4, preveía que niños y adultos con deficiencias físicas o mentales fueran encerrados en sanatorios. En octubre de 1939 Hitler firmó una autorización secreta para proteger a los médicos, el personal médico y los administradores que participaban en el programa de posibles procedimientos penales en su contra.

Según relata el Museo Estadounidense del Holocausto, los médicos de T4 seleccionaban pacientes para la muerte. Estos facultativos raramente examinaban personalmente a los pacientes; a menudo basaban sus decisiones sobre los documentos médicos y los diagnósticos del personal de las instituciones donde las víctimas se hallaban internadas. Los seleccionados eran transportados por el personal de T4 a los sanatorios que servían como instalaciones centrales de gaseamiento. Les decían a las víctimas que iban a someterse a una evaluación física y tomar una ducha para desinfectarse. Por les asesinaban en cámaras de gas. Sus cuerpos eran inmediatamente quemados en crematorios adyacentes. Una urna era enviada a la familia de cada víctima, junto con un certificado de muerte enumerando una causa y fecha de muerte ficticia. La muerte imprevista de miles de personas hospitalizadas, cuyos certificados de muerte enumeraban causas y lugares de muerte extrañamente similares, dio lugar a sospechas.

en secreto Tras parar el programa por las protestas de ciertos sectores de las iglesias católica y protestante alemanas, en 1942 los nazis se lanzaron al exterminio masivo de estas personas, esta vez de forma secreta. Las víctimas ya no eran asesinadas en instalaciones de gaseamiento centrales, sino por inyección letal o sobredosis de drogas en varias clínicas dispersas por toda Alemania y Austria. También muchas de estas instituciones privaban sistemáticamente a las víctimas adultas e infantiles de comida.

El programa de eutanasia estableció el uso de las cámaras de gas y los crematorios para el asesinato sistemático. Los expertos que participaron en el programa de eutanasia aplicaron sus conocimientos para plantear los campos de exterminio usados después para llevar a cabo la solución final contra los judíos europeos.

El programa de eutanasia autorizado por Adolf Hitler

"La vida es solamente una carga"

El régimen nacionalsocialista empleó la propaganda como un arma de adoctrinamiento de masas. Fotograma de una película en la que se muestra un asilo y se sobreimpresiona el lema "la vida es solamente una carga". ¿El objetivo? Provocar la simpatía pública con el programa de eutanasia.

Niños masacrados... en nombre de Dios

Todo valía en la justificación de la eliminación de disminuidos y enfermos. Este es el caso. Una película de propaganda muestra un niño con evidentes minusvalías, al lado del lema "...porque Dios no puede querer que los enfermos se reproduzcan".

El rostro de las víctimas

Emmi G., una criada de 16 años diagnosticada como esquizofrénica. La mataron con una sobredosis de tranquilizantes en diciembre de 1942.

El castillo de los horrores

El castillo de Hartheim, en Austria, un centro de matanza de eutanasia donde personas con incapacidades físicas y mentales fueron asesinadas por gaseamiento e inyección letal. Se calcula que unas 30.000 perdieron la vida en este lugar.