vitoria. Ban Ki-moon nombró en enero pasado al norteamericano de 65 años, Christopher Ross como mediador en el conflicto del Sahara. Ross, tras acudir a los campamentos de refugiados sarahauis de Tinduff, definió la nueva ronda de negociaciones sobre el futuro del Sahara como unas negociaciones, que permitan encontrar "una solución política mutuamente aceptable, que tenga en cuenta el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación". Una declaración que reavivó las esperanzas de los saharauis de encontrar una salida pacífica al contencioso creado por el Estado español que comandaba el príncipe Juan Carlos de Borbón junto a los más rancio del franquismo.

Posteriormente Ross visitó Rabat donde fue recibido con cierta frialdad, debido a sus palabras sobre la autodeterminación del pueblo saharaui. Ahora, el mediador de la ONU cuenta, en un principio, con el apoyo de la administración Obama frente a la postura de Marruecos, Francia y la tibieza diplomática de España.

Hasta ahora, los diferentes planes propuestos por la ONU para decidir el futuro del Sahara Occidental no han tenido éxito. Primero lo intentó el que fue primer enviado de las Naciones Unidas al territorio, James Baker. Luego fue designado el holandés Peter van Walsum, quien lideró cuatro rondas de negociaciones entre las partes, algo que sucedía por primera vez, y que apoyaba una solución en la cual argumentaba que la opción a la autodeterminación del Sahara Occidental no era realista.

Van Walsum abogaba porque fuera un territorio con autonomía dentro del estado marroquí, tal y como había ofrecido como solución definitiva el reino de Marruecos y rechazado de plano el Frente Polisario. El holandés fue relevado del cargo por Ban Ki-moon el ex diplomático estadounidense Christopher Ross.