TEHERAN. El régimen iraní volvió a dejar claro ayer que las amenazas sobre su programa nuclear no le preocupan, con el ensayo de un misil que podría alcanzar Israel y las bases militares de EEUU en el Golfo Pérsico, e incrementó la presión contra los disidentes, con el anunció de que la Justicia tiene "pruebas suficientes" de que los líderes de la oposición "conspiraron contra el sistema" tras las presidenciales.

Las condenas desde Occidente a la nueva prueba balística iraní con un misil Sejil 2, con un alcance de 2.000 kilómetros, no se hicieron esperar. La Casa Blanca dijo que el lanzamiento pone en duda el carácter pacífico del programa nuclear iraní y que será tomado en serio por la comunidad internacional. El Ministerio de Asuntos Exteriores francés calificó el movimiento iraní como "muy preocupante" y consideró que envía "una muy mala señal a la comunidad internacional".

Por su parte, el primer ministro británico, Gordon Brown, advirtió de que el lanzamiento justificaría nuevas sanciones contra el programa nuclear iraní, con el que Occidente sospecha que Irán pretende fabricar bombas atómicas, aunque Teherán asegura que sólo quiere utilizarlo para generar electricidad. "Este es un asunto gravemente preocupante para la comunidad internacional y justifica que vayamos más allá en lo que respecta a las sanciones", dijo Brown desde Copenhague.

El ministro de Defensa iraní, Ahmad Vahidi, aseguró que el Sejil 2 no puede ser neutralizado por los sistemas de defensa antimisiles por su velocidad y capacidad antirradar. A su vez, dijo que la prueba tenía el objetivo de aumentar la capacidad disuasoria de Irán y aclaró que no supone una amenaza a la región.

sanciones de EEUU Por otro lado, un responsable iraní de energía restó importancia a la última medida de presión contra el régimen iraní, la aprobación el martes en la Cámara de Representantes de EEUU de sanciones contra las empresas extranjeras que suministren gasolina a Irán, asegurando que dichas sanciones no supondrán ningún problema porque tienen muchos proveedores de gasolina.

A pesar de que Irán es el quinto productor de petróleo del mundo, tiene que importar el 40% de la gasolina que consume, ya que carece de la capacidad de refinamiento para responder a las necesidades internas de combustible. Esta situación hace que los iraníes sean potencialmente vulnerables a las sanciones que afectan a sus actividades comerciales, aunque las autoridades han minimizado el impacto de este tipo de medidas en reiteradas ocasiones.

El texto aprobado por los legisladores estadounidenses, con 412 votos a favor y 12 en contra, autoriza al presidente Obama a imponer sanciones sobre las empresas energéticas que proporcionen combustible a Irán, a la espera de que el Senado vote la medida. En realidad, esta iniciativa únicamente amplía una ley norteamericana que también castiga a las compañías que inviertan más de 20 millones de dólares anuales en el sector energético iraní.