engo a la tropa de nuestro amado templo del cortado mañanero un tanto abandonada estas semanas. Por alguna extraña razón, hay a quien le apetece hablar del trabajo que hacen esas aves raras que son los periodistas que se dedican a escribir o hablar de las cosas culturales y entre Go Gasteiz y el Colegio Vasco de Periodistas llevo entre pecho y espalda la grabación de un podcast con unos compañeros y la realización de una charla con otros. En total, tres horas y pico diciendo tonterías por mi parte porque ya se sabe que donde no hay mata, no hay patata, y en mi caso, no hay ni tierra. Pero ambas citas -¡qué bien nos han acogido tanto en Sonora Estudios como en el Urban Rock Concept!- sí han servido para que salga con una conclusión clara de cómo estamos en la sociedad en general y en los medios en particular, más allá del dichoso bicho y también gracias a él: entre la crisis económica y la sanitaria, estamos para regalarnos y que no nos quiera nadie. Pesimistas es quedarse poco. No hay futuro, que decían aquellos. A pesar de todo ello, nunca hay que perder de vista algo que varios de los viejillos del bar vienen aplicando a lo largo de sus vidas. Si ganas, fiesta. Si pierdes, fiesta. Y si no pasa nada, fiesta. Total, para lo que nos queda en el convento...