Seguro que le han echado un vistazo a la pregunta que ERC sometió a consulta entre su militancia: “¿Está de acuerdo con rechazar la investidura de Pedro Sánchez si previamente no hay un acuerdo para abordar el conflicto político con el Estado a través de una mesa de negociación?”. La redacción de la pregunta ha dado pie incluso a artículos específicos y no solo sobre sintaxis, sino también sobre psicología y teorías del comportamiento. Y es que tiene su miga pedir el posicionamiento sí o no sobre el acuerdo en el rechazo y, además, rechazo seguido de condicional; un condicional que queda, por cierto, parcialmente abierto, solo se explicita “una mesa de negociación”. La pregunta que presentó el PSOE a sus bases también tiene su aquel: “¿Apoyas el acuerdo alcanzado entre el PSOE y Unidas Podemos para formar un Gobierno progresista de coalición?”. En este caso, con una construcción más sencilla, llama la atención la inclusión del adjetivo, “progresista”. Construcción de relato también aquí. “¿Estás de acuerdo en que participemos en un gobierno de coalición en los términos del preacuerdo firmado entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias?” es la pregunta de Podemos, con protagonismo para Sánchez e Iglesias. La importancia del lenguaje...