asi 1.800.000 vascos están convocados hoy a las urnas en unas elecciones al Parlamento Vasco que ya han sido consideradas como las más importantes de los últimos cuarenta años. No en vano, los comicios tienen lugar en un contexto sin duda excepcional, en pleno julio -y por tanto en verano por primera vez en la historia- después de que tuviera que aplazarse la convocatoria prevista para el 5 de abril debido a la emergencia sanitaria y al estado de alarma por la pandemia del covid-19. Esta circunstancia, y el hecho evidente de que el virus continúa activo aunque en ningún caso en la medida ni gravedad que alcanzó en los momentos duros de la pandemia, añaden incertidumbre a la jornada de hoy. La trascendencia histórica de las votaciones de hoy es incuestionable. En pocos momentos del pasado reciente unas elecciones han tenido lugar en un momento en el que la fuerza de cada voto va a decidir de manera tan relevante y determinante el futuro a corto y medio plazo. Además de la irreparable pérdida de vidas humanas -el rostro más cruel del covid-19-, las consecuencias de la pandemia desde los puntos de vista personal, socio-comunitario y económico han sido enormes y han provocado una grave crisis que tiene un fuerte impacto en nuestras vidas. Ante ello, las urnas configurarán y dictaminarán el liderazgo de quien esté llamado, a través de la formación del Gobierno Vasco, a dirigir la salida de la crisis y, consecuencia de ello, el modelo en el que se basará el necesario proceso de reconstrucción para que Euskadi y su ciudadanía puedan recuperar los niveles de bienestar, crecimiento y empleo de los que disfrutaban en la anterior legislatura e, incluso, mejorarlos y se garantice una gestión eficiente de los servicios públicos con la sanidad y la educación en primera línea en este contexto excepcional. De ahí la suma importancia de que hoy, más que nunca, los vascos y vascas respondan con una alta participación. El argumento del temor al virus -aunque, obviamente, el miedo es libre- no debe servir de excusa. Con el triple aval de las Juntas Electorales de Euskadi y Central, e indirectamente del Tribunal Supremo, las medidas de seguridad impuestas por el Gobierno Vasco, y de obligado cumplimiento para todos, garantizan el derecho a voto y a la salud en unas elecciones con calidad democrática plena. Votar hoy es, más que nunca, un deber.