Durante años, millones de venezolanos hemos aprendido que la defensa de la libertad no se hace con violencia, sino con perseverancia y apego a la verdad. Quienes vivimos el exilio en Euskadi, en Europa o en cualquier rincón del mundo no escapamos de una guerra extranjera ni de sanciones internacionales: huimos de la represión interna, de una dictadura que destruyó nuestras instituciones, nuestra economía y nuestros derechos más elementales.
¿Hay contradicción ideológica?
Mientras en Euskadi la Izquierda Abertzale todavía defiende a la dictadura de Maduro, en Caracas, el Partido Comunista de Venezuela denunciaba el pasado 15 de diciembre la más reciente desaparición forzada, la del dirigente Nicmer Evans, que se suma a las muy numerosas detenciones arbitrarias y a la persecución sindical. Un Estado que desaparece personas cruza una línea de perversión que ninguna fuerza política debería justificar ni paliar.
Pedro Eusse, vocero del PCV, “hizo un llamado a las fuerzas políticas que se reivindican democráticas, anticapitalistas y antiimperialistas en el mundo a no confundir la solidaridad, precisando que esta debe ser con el pueblo venezolano, víctima de la represión, y no con una élite antidemocrática que actúa con mano dura contra líderes populares, sindicales y defensores de derechos humanos”.
¿Transición hacia la democracia en Venezuela?
Venezuela no es un país dividido entre facciones armadas, es una nación unida en torno a un anhelo democrático. El 28 de julio de 2024, en inusual consenso, y pese a haber imposibilitado masivamente el voto de la amplia diáspora, más del 70% de los votantes pidió un cambio en paz y en las urnas, eligiendo presidente a Edmundo González Urrutia en unos comicios que la comunidad internacional reconoció como justos. Fue el régimen de Nicolás Maduro quien, una vez más, desconoció la voluntad popular y respondió con violencia.
El conflicto no está entre Venezuela y los EEUU, sino entre el pueblo venezolano y una cúpula autoritaria que se aferra al poder. Es un país secuestrado por una corporación transnacional que se lucra de los carteles de la droga y del expolio de recursos como el petróleo, el gas y el oro, vendidos clandestinamente sin beneficio para el país.
El informe más reciente del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, presentado el 27 de junio de 2025, documenta torturas y desapariciones forzadas denunciadas por Volker Türk. Mientras la dictadura se mantiene por represalias, el pueblo ha elegido la resistencia cívica. Esa esperanza se encarnó este año cuando María Corina Machado recibió el Premio Nobel de la Paz 2025.
Los venezolanos estamos orgullosos con el Premio Nobel de la Paz
Varios de nosotros, miembros de la diáspora venezolana en Euskadi, viajamos hasta Oslo para acompañarla. Llevamos en nuestros hombros la bandera de Venezuela junto a la ikurriña, porque también somos parte de esta tierra que nos acogió. Lejos de una guerra civil, los venezolanos anhelamos reconstrucción. Los únicos que hoy portan armas son los grupos afectos al régimen; nosotros creemos en el voto y en la justicia.
¿Venezuela volverá a ser una nación abierta y próspera?
Tras la salida de Maduro sería posible consolidar una economía que aporte nuevamente al desarrollo. Muchas compañías de Euskadi, España y Europa que fueron expropiadas podrían regresar y contribuir a la recuperación de un país estratégico.
Nuestro mensaje es claro: la transición ya está en marcha. El presidente electo, Edmundo González, ha llamado a formar una coalición internacional de apoyo para garantizar que se respete el voto. Hoy, desde Euskadi, alzamos la voz: Venezuela no será una nueva Irak, será una nación renacida en la etapa post-Maduro.
Portavoz Plataforma de Venezolanos en Bilbao