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Carlos Marcos

La fiesta de la paz de Putin

La fiesta de la paz de PutinKREMLIN

Rusia acaba de celebrar su particular clon de Eurovisión, un festival llamado Intervisión hecho a semejanza del europeo pero sin proclamas homosexuales y con países amigos de medio mundo que se juntaron en Moscú y fueron saludados por el propio Putin en un mensaje grabado y aplaudido por un público enfervorecido que coreaba el nombre del país anfitrión (“¡Rusia, Rusia, Rusia!”) antes de que los presentadores dieran paso al ministro de Exteriores ruso y de que el representante ruso, tras su actuación, pidiera salir de la competición porque ya se sentía ganador al tenerlos a todos allí reunidos. Ejem, pura propaganda. 

El clon de Eurovisión se valió de que Rusia ya había organizado el festivalero festival genuino para replicar todos los tópicos con la intensidad del color a tope y sin banderas arcoíris ni otras “mariconadas”, que diría Torrente, para lograr un certamen apropiado a los valores tradicionales, espirituales y familiares, según su versión. De hecho, tantas ganas había de imitar a Eurovisión que la primera actuación fue interpretada a dúo en un escenario volante no identificado por dos exeuroparticipantes rusos: Dima Bilan (que participó en Eurovisión en 2006 y 2008, cuando ganó) y Polina Gagárina (2015), cuya canción, A million voices, sirvió también de broche final a este clon ruso de Eurovisión interpretada a coro por todos los participantes. 

Aunque se anunció a Estados Unidos (su bandera estuvo presente en el desfile inaugural de esa noche), tras varios nombramientos interruptus finalmente no acudió a este sucedáneo de Eurovisión y quienes sí estuvieron fueron Cuba, Colombia, Venezuela, Brasil, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Kirguistán, Tayikistán, Kazajistán, Uzbekistán, Madagascar, Bielorrusia, China, India, Sudáfrica, Kenia, Etiopía, Egipto, Serbia (que participa en el Eurovisión genuino), Vietnam (que ganó este clon), Arabia Saudi (que quiere ser el anfitrión el año que viene) y la propia Rusia (que prefirió no estar en la tabla de puntuaciones). Aunque fue Venezuela quien prácticamente puso el himno a este certamen impulsado por Rusia tras su expulsión de Eurovisión al día siguiente de entrar en guerra con Ucrania. Omar Acedo cantó La fiesta de la paz con una letra que decía “ya ha comenzado la fiesta de la paz (...) nadie puede celebrar la guerra. Eso es mentira”. Por lo que sea, quedó en octavo puesto... empezando por la cola.

El sucedáneo ruso que quiere ser la alternativa de Eurovisión fue retransmitido por Youtube al mundo y 24 horas después apenas sumaba 175.000 reproducciones (una triste media de 8.000 visitas por país participante, y eso que es accesible a todos los demás). Comparado con el Eurovisión genuino, son datos muy pobres. A ver si sumándose el año que viene una expulsada Israel les va mejor...