Primero fue lo de arrojar a los concursantes por un agujero cuando se equivocaban en la respuesta (¡Ahora caigo!), luego lo de explotarles una bomba en los morros (¡Boom!) y ahora Antena 3 ha estrenado el concurso Juego de pelotas, donde seis pelotas gigante empujan a los concursantes al agua de una piscina. ¿El problema? Que es terriblemente lento y aburrido, nada que ver con los otros dos.
Sí, también está aquí un desubicado Juanra Bonet, que aunque echa mano de todo el repertorio de trastadas que tan bien le funcionaban en el otro concurso y hasta se pone a correr por el plató para compensar la lentitud de los concursantes, nada le funciona. ¿El motivo? La mecánica del concurso está repleta de errores. El primero, que no haya un cronómetro para limitar el tiempo para dar las respuestas que precipite que los participantes tengan que colocarse a la carrera, lo que provocaría momentos divertidos y algunos piques para ubicarse en las respuestas más evidentes. Al contrario, Bonet se ve obligado a pastorear concursantes en cada pregunta, sacándolos del atril mientras piensan la respuesta y pidiéndoles cansinamente que se coloquen bajo las pelotas gigantes, cosa que hacen a cámara lenta para desesperación de los espectadores.
El segundo fallo es que todo el concurso es exactamente la misma prueba repetida hasta el hartazgo, y da igual que las seis pelotas caigan a la vez o en dos tandas, que haya una respuesta errónea, que sean dos o que sean tres y que repitan con mil cámaras cada chapuzón a cámara lenta. Es siempre lo mismo y cuando por fin uno de los dos equipos se clasifica para la prueba final... vuelve a ser lo mismo, ni más espectacular, ni más arriesgado, ni más divertido, ni más aburrido, es otra vez lo mismo y cada respuesta que elige el concursante, se repite el proceso de que caigan las seis pelotas hasta que una lo tire al agua o se declare ganador de los 100.000 euros.
El tercer error (no me entran más) es que el concurso se estrenó con famosos (los mismos de siempre, sobreactuando lo mismo de siempre) pero al menos saben dar espectáculo porque cuando la segunda semana llegaron los anónimos el desinterés por verlos caer al agua se multiplicó por infinito y quedó patente que lo que necesitaba el concurso era una fórmula mixta de anónimos y famosos, lo que ayudaría a soportar mejor este aburrimiento con piscina.
El programa, grabado en los Países Bajos para reciclar el decorado y ahorrarse unos euros, merecía una pensada y una mejor adaptación. No ha sido así y prueba de ello es que, pese a lo bien que fue recibido en su estreno por la audiencia, ya en la segunda semana perdió 5 puntos y el liderazgo. Y es que el programa es tan simplón y aburrido que no hubiera servido ni para concurso de verano y se le está echando el otoño encima.