La fotografía es de 1978. Vemos en ella a Juan de Ajuriaguerra y al senador por Idaho Frank Church en el aeropuerto de Sondika. Aquella visita, junto a su esposa Bethine, fue un bombazo. Nos puso en el mapa. Que el presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado estadounidense visitara Euzkadi antes que Madrid era algo muy notable. Había trabajado con el presidente Kennedy y se había opuesto a la guerra de Vietnam así como investigaba a la CIA. Tanto molestó al Gobierno español aquella visita a Euzkadi de la mano del EAJ-PNV que lo consideraron una ofensa y el ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, declinó recibir al senador. El embajador USA protestó ante un allegado del rey y aquella grosería, tan española, se superó y fue el mismo rey quien le recibió.
Hablando de Idaho, me comentaba Koldo San Sebastián que el incombustible José Julián Bakedano está preparando un documental sobre Manu Sota. Manu Sota, expresidente del Athletic, graduado y profesor en Cambridge fue uno de los ayudantes más estrechos y entusiastas del lehendakari Agirre. Junto con Antón Irala, quien fuera el primer delegado del Gobierno Vasco en Nueva York, hicieron un trabajo extraordinario para lograr apoyo a la causa del lehendakari y de la República en los ambientes del poder de Washington en tiempos en los que los Estados Unidos veían la guerra civil e incluso la mundial desde muy lejos. En ese contexto viajaron en 1938, Irala y Sota, a Idaho (cuatro días de autobús) escribiendo Manu un diario que es una maravilla.
En su día, con el material que nos facilitó su hermano Patrick, reeditamos su libro Yanki Hirsutus y unos deliciosos artículos. Hace poco entregué al Athletic su descargo de despedida a la presidencia del equipo que haría bien el actual presidente en leerla ya que aquel hombre, tras la pérdida de la guerra, fue el animador de la Selección de Euzkadi con este nombre, cambiado por los de siempre, y del coro Eresoinka. Le conocí en su casona de Etchepherdia y siempre pensamos que era una figura a recuperar. Desde luego, si tuviéramos una editora nacional, todos sus trabajos deberían conocerse.
El libro del viaje a Idaho es formidable en el fondo y en la forma. Maitena Iragorri ha sido la encargada de la edición junto a la coordinación eficaz de Joseba Sarrionandia. Maitena además de trabajar muy bien en el archivo de Bergara y en el histórico de Bilbao, ha viajado a Reno y a Boise en busca de datos, fotos, documentos, recortes de prensa que hacen de la publicación una de las joyitas del exilio vasco tan poco ayudado en su conocimiento. No todo tiene que ser el saber cómo se hace la merluza a la koskera ni la siguiente alineación de los equipos vascos de todos los deportes. A mi juicio, toda la información sobre el jaialdi ha adolecido de reseñar hechos claves de aquel mundo y de su por qué. Un medio público ha de tener un poderoso servicio de documentación que EITB no tiene.
La carta de despedida
Vuelvo a la foto. Porque Juan de Ajuriaguerra no es solo una calle de Bilbao, como me dijo uno. Y es que el próximo domingo 24 de agosto, a las 10.30 horas en la Iglesia de San Felicísimo, la Junta Municipal de Deusto del EAJ-PNV, ha organizado, como viene siendo habitual todos los años, la misa en recuerdo de Juan de Ajuriaguerra fallecido hace 47 años. Comenzaron en la iglesia de San Pedro y se celebra actualmente en San Felicísimo y a la misma siempre acudían Arzalluz, Atutxa, Uzturre, Retolaza, Saratxaga, Ortuondo, Azkuna, algo que el tiempo ha ido clareando en las filas aunque siempre recuerdo al exalcalde Areso y al alcalde Aburto y su Corporación. Honrar honra y aquel hombre necesita ser recordado en este 130 aniversario del partido que él dirigió y marcó su perfil humanista al haberle dado con su ejemplo la impronta de su acrisolada personalidad.
Por esto cuento la historia de la carta.
Un día me llamó, a los meses del fallecimiento de Don Juan Sabin Zubiri, uno de los burukides claves del partido. Procedía de Otxandio como Ajuriaguerra y vivía en el segundo piso del edificio donde Juan, con sus hermanas, vivían en el sexto de la casa de la Alameda Rekalde al lado del Club Deportivo. Había sido su secretario, conductor, amigo y colaborador más inmediato. Me dijo: “Las hermanas de Juan quieren darnos una carta del jefe. Quiero que me acompañes”. Y fui con él. Nos dijeron que entre sus pertenencias había conservado dos sobres escritos a lápiz. Uno dirigido al presidente del EBB, el médico de Tolosa Doroteo Ziaurritz, y el otro era para la familia. Ponía en su exterior: Juan de Ajuriaguerra. Avenida de las Universidades 20. Deusto. Para entregar en caso de muerte de Axuriaguerra´tar Jon. Los dos sobres estaban doblados y dentro de otro cerrado en el que ponía: Para guardar sin abrir.
Lo abrimos y leímos. Sus hermanas, Marina y Rosario, no pudieron contener las lágrimas. Era el testamento y la viva fotografía de un hombre de principios volcado en su lucha por Euzkadi donde se traslucía su concepción religiosa de la vida, en las dos partes del lema JEL, el respeto a sus compañeros, el amor a la familia, con una escala de valores fundamentalmente de servicio. Podía haber superado aquel trago de su condena a muerte y el salvar la vida en el último segundo, pero volvió en avión desde Biarritz para seguir la suerte de los gudaris. Así como de los afiliados y dirigentes de su partido. Ningún dirigente de ningún partido, o autoridad gubernamental de la República hizo nada parecido. Al lehendakari Agirre y al presidente del EBB fue él quien le dio la orden de salir en el Negus porque debía seguir dirigiendo la lucha desde el exterior.
Esta es la carta:
Sr. Dn. Doroteo de Ziaurriz EPM.
Mi querido amigo y Presidente.
La contestación que los españoles han dado a su carta optimista del día pasado no ha podido ser más trágica. Esta madrugada han fusilado a 14 presos del Dueso. Seis nacionalistas, dos socialistas, dos de la CNT y un comunista todos ellos de los que nosotros han luchado en Euzkadi así como tres más de Santander. De los nacionalistas a Ramón Azkue y a Markiegi que estaban en la misma celda que Unzeta, Arzaluz y yo, a Ibarbia y Zabala de las regionales de STV de Gipuzkoa y Bizkaya respectivamente, Otamendi del Gabinete de Radio y Markaida tercer maquinista del bou Gasteiz.
La muerte de estos nacionalistas ha sido ejemplar, dirigidos con un temple magnífico por Markiegi y han caído al grito de Gora Euzkadi Askatuta coreado por un grito de Viva España del pelotón que les apuntaba. No sabemos aún todos los detalles de lo que ha sucedido esta noche pero ya les mandarán noticias o bien nosotros u otros según se vayan conociendo.
Como supongo que pronto iremos cayendo los demás quiero antes de caer hacer a usted presente, quizás por última vez, mi razonado, firme, inquebrantable adhesión a las doctrinas del P.N.V. en las dos partes del lema, como católico y como patriota y la esperanza, la seguridad más bien, de que la sangre que aquí derramemos no será baldía sino que ha de dar en Euzkadi frutos de libertad en tiempo póstumo y que nuestros sufrimientos se han de transformar para la Patria, en días de felicidad y ventura.
Tenga usted así como los burukides y los demás que con nosotros han trabajado el que les recordaré a la hora de morir con el cariño de quien con ustedes han pasado días duros y alegres, días difíciles y gloriosos.
Les ruego que cuando esto pase trasladen mi cuerpo a tierra de Euzkadi de acuerdo con mis padres y hermanos.
La gente aquí ha sufrido un gran golpe con las ejecuciones de esta mañana, pero todos están con un ánimo elevado y dispuestos a sacrificar sus vidas por Euzkadi.
Abrace usted a Solano, Arredondo, Agirregoitia, Arregi, Zarrabeitia, Bereciartua, Eli, Gamarra, a los del consultivo, a José Antonio y a los consejeros del Gobierno y a todos los demás que por ahí se encuentren. Espero que ruegue Ud a Dios por mi alma y sigan trabajando para hacer pronto una Euzkadi libre y feliz con Jaungoikoa eta Lagizarra.
Gora Euzkadi Azkatuta.
Axuriaguerra´tar Jon.
Santoña Dueso 15-10-37
Mientras los demás huían, él regresaba
Le pedí a Don Manuel de Irujo una breve semblanza. Me la sintetizó así:
“Su carácter duro, su terquedad ostensible, su mal genio, eran aplicados con dominio de la síntesis y con autoridad propia. Podía imponer el sacrificio porque él lo aceptaba como proemio. Cuando hallándose fuera de territorio peninsular percibió las señales de hundimiento del frente en agosto de 1937, lo que hizo fue integrarse en aquel frente que se derrumbaba, para ser hecho prisionero, juzgado y condenado a muerte. A la hora en que los demás huían, él retornaba. Convencido de su responsabilidad personal en el ordenamiento de la guerra, se preparaba a sufrir la suerte de los vencidos. Y eso no lo realizó envolviendo su conducta en declaraciones enfáticas. Lo hizo sin darle importancia, como la cosa más natural del mundo. Era su deber. Como tal lo sintió. Y se limitó a cumplirlo. Esto lo saben cuantos le trataron. Por eso su figura alcanzó talante de universalidad. En Madrid, si alguien había de personalizar a lo vasco, el símbolo humano de esa personalidad era Juan. Abierto y liberal en mucho o mayor grado de lo que piensan quienes no le trataron con intimidad, estaba siempre dispuesto, en el diálogo político, a tomar del lobo un pelo, sin jugar a todo o nada. Era un resistente, pero ante todo un político inteligente”.