Waterloo

El viernes, el hombre más buscado reapareció en Waterloo, cargó contra los Mossos y el Conseller de Interior (en este cruce de acusaciones e inutilidad compartida, faltaba saber a quién acusaba ÉL) y dijo -vía X- lo que cabía esperar: Que nunca ha tenido voluntad de entregarse ni de facilitar su detención, porque le parece inaceptable que se le persiga por razones políticas y que no se aplique la ley de amnistía. Gracias, Carles. Ahora, no sería malo aprovechar esta sensación generalizada de que se ha cerrado un ciclo y se abre ahora otro para no repetir errores y evitar así que todo se vuelva a salir de madre.

Frenar a los ultras

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No hay trucos mágicos. Al fascismo se le combate de frente y con todo lo que uno tenga a su alcance. Y ojo, no me refiero a combatirlo con violencia. No hace falta. La movilización ciudadana por un lado, el aumento de policías y los juicios exprés por otro, parece que están surtiendo efecto en Reino Unido, desmovilizando a los ultras que llevan una semana tratando de sembrar el caos. No hablamos del derecho a la libertad de expresión y a la protesta. Hablamos de una ideología retorcida que pretendía secuestrar las calles utilizando el pretexto de turno para el vandalismo, para la intimidación, para la violencia.

Sanidad pública en los JJOO

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En los JJOO, una atleta estadounidense se ha hecho viral en TikTok. Ariana Ramsey no ha generado tráfico por su desempeño con el equipo femenino de rugby, sino por su obsesión con la asistencia sanitaria gratuita en la Villa Olímpica. Ha aprovechado para acceder a distintos servicios a disposición de los atletas y ha declarado que luchará por una atención médica gratuita en EEUU. Todo perfecto…si no fuera porque la atención médica, de gratuita no tiene nada. Es el mayor compromiso social que suscribimos (y pagamos a escote) los ciudadanos. Y uno de los mayores tesoros de nuestra estado del bienestar.

Sin actas y, ahora también, sin X

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Primero fue WhatsApp y ahora, Nicolás Maduro le ha declarado la guerra a X (antigua Twitter), vetada durante 10 días “para que presenten recaudos”: “Ya basta de tratar de sembrar la violencia, el odio y de tratar de atacar a Venezuela desde el exterior”. Incluso, Maduro promete que “nacerán nuevas redes sociales, venezolanas”, para liberar al país” de esa gente”. ¿Quién es “esa gente” y qué han hecho para merecer esa belicosidad? ¿Cómo llamamos a la prohibición, por dedazo presidencial, de acceder a las redes sociales? Y, mientras comentamos esto, no hablamos de que las actas siguen sin mostrarse públicamente.

Sacrificio vs ilusión

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Si dispone de unos minutos, le recomiendo leer la entrevista que le realizan en El Periódico de España a Antonio Cerrillo, Premio Nacional de Periodismo Ambiental y coautor de El mapa de la crisis ambiental en España. El libro quiere ser un intento de alarma y toma de conciencia, y Cerrillo habla claro: “Si la defensa del medioambiente se plantea como un sacrificio, el efecto es contraproducente: hay que ilusionar a la ciudadanía”. Somos más simples que el mecanismo de un botijo, y de ello se aprovechan grandes poderes empresariales. Frente a eso sólo cabe una gran alianza entre ciencia, ONGs y medios de comunicación.