El dólar se convirtió a lo largo del siglo XX en la principal divisa para el comercio y las reservas internacionales. Con EEUU a la cabeza del comercio global y la hegemonía consolidada de Occidente tras la caída de la Unión Soviética, los billetes verdes llegaron a ocupar de manera indiscutible el trono de las divisas a nivel mundial. No obstante, la actual crisis económica y el ascenso de China e India como potencias comerciales está favoreciendo la desdolarización de la economía.

Según datos del FMI, en las últimas dos décadas el dólar ha pasado de representar más del 70% de las reservas oficiales globales al 58% actual. Este declive se ha acelerado a lo largo del último año a causa de la creciente tendencia a la desdolarización como mecanismo de defensa en contra del abuso de las sanciones económicas por parte de los Estados Unidos. Esto se ha traducido en el hecho que otros actores globales están fomentando el uso de sus divisas en el comercio bilateral e incrementando de manera exponencial sus reservas en oro. En este contexto, el grupo de países emergentes que forman parte del bloque económico de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) no sólo han impulsado sus propias instituciones financieras con el objetivo de convertirse en una alternativa a las occidentales, sino que están trabajando en la creación de una nueva moneda única como contrapartida al dólar para efectuar transacciones internacionales.

La desdolarización es el proceso de reducir el dominio del dólar estadounidense en el comercio mundial y los activos financieros. Los datos recientes muestran que otras monedas están ganando terreno y que el dólar estadounidense ya no es la moneda alfa que alguna vez fue. El surgimiento de otros bloques económicos y las crecientes tensiones políticas han llevado a los países a reevaluar su dependencia del dólar estadounidense en las economías del globo. Para algunas naciones, esto ha dado lugar a estrategias para promover la integración regional y las relaciones bilaterales en un intento por protegerse de los riesgos geopolíticos. En junio de 2021, Rusia anunció la eliminación del dólar estadounidense de su Fondo Nacional de Riqueza, reduciendo así su vulnerabilidad a las sanciones occidentales. JP Morgan advirtió recientemente de que ya se están viendo señales de desdolarización en la economía global. Según el banco, son las tensiones producidas por los fuertes aumentos de las tasas de interés de EE UU y las sanciones que han dejado a Rusia fuera del sistema bancario mundial los principales factores que han impulsado a varios países a desafiar la hegemonía del dólar.

El fuerte crecimiento económico de China ha puesto en entredicho la soberanía económica de EEUU y su moneda. Desde comienzos de este siglo, cada vez más países han elegido al gigante asiático como principal socio comercial. Por otra parte, Pekín aseguró en abril que el yuan ya se ha convertido en la moneda más utilizada para sus transacciones transfronterizas, superando al dólar por primera vez. Los pagos transfronterizos en yuanes llegaron a un récord de 549.900 millones de dólares en marzo.

En esta línea, el Gobierno de Putin ha estado trabajando junto a Pekín para eliminar su dependencia del dólar. Rusia ha buscado alternativas para gestionar su comercio y sus reservas. El yuan hace que Rusia dependa de la buena voluntad de Pekín. Moscú ha intensificado rápidamente su uso de la moneda china de dos maneras principales: incrementando la participación del yuan en sus reservas y cambiando al comercio directo de rublos y yuanes en lugar de utilizar el dólar como intermediario. A finales del año pasado, el Ministerio de Finanzas de Rusia aumentó la participación permitida de las reservas de yuanes en el Fondo Nacional de Riqueza al 60%. Mientras tanto, el comercio rublo-yuan se multiplicó por ochenta entre febrero y octubre de 2022.

Si el dólar sigue perdiendo presencia en las relaciones internacionales, otras divisas intentarán ocupar su trono, y China es uno de los países que puede intentar promocionar su moneda. No obstante, no parece probable que China liberalice completamente y abra sus mercados financieros para transacciones transfronterizas. El euro es una de las alternativas para desplazar al dólar. En tanto que es una moneda en esencia multinacional y está vinculada a varias de las economías más fuertes del mundo, podría convertirse en el candidato ideal, ya que además cumple con los estándares de transparencia y regulación, y no hay que olvidar que el euro tiene en torno al 20% de las reservas de divisas del globo.

Ya nadie cuestiona que el dólar está cediendo terreno ante el yuan o al oro en los balances de los bancos centrales. China está vendiendo bonos del Tesoro de EEUU e invirtiendo su superávit por cuenta corriente en otros activos que no están denominados en dólares y esas ventas récord por parte de los chinos podrían ser una de las primeras señales de una crisis fiscal importante en Estados Unidos. No es la primera vez que aparece el fantasma de la crisis de deuda en EEUU. Varios economistas de grandes empresas de Wall Street admitieron en mayo que otra recesión económica en Estados Unidos aumentaría los déficits y la deuda más de lo previsto. Esta crisis de deuda estaría desencadenada por China. El Banco Popular de China está deshaciéndose de la deuda americana. Según datos oficiales del Tesoro de EEUU, los bonos estadounidenses en poder chino han caído en solo un año en más de 100.000 millones de dólares. China atesora en estos momentos poco más de 767.000 millones de dólares en deuda americana, la menor cantidad desde 2009. No obstante, esta cantidad es aún más que suficiente para poner en problemas a una economía como la de EEUU que tiene vencimientos anuales de cientos de miles de millones de dólares.

Economista