Había ganas de que volviera Password, el concurso de más éxito de la historia de Cuatro (con permiso de Soy el que más sabe de televisión del mundo). Y Antena 3 lo ha recuperado, pero con una presentadora gritona (la campanera Cristina Pedroche) y destrozando la mecánica. En esta ocasión dos concursantes se apalancan en una mesa mientras dos famosetes, de charleta, les dan pistas para adivinar una palabra, pero ya no se valen solo de la entonación o un ligero ladeo de cabeza, pueden hablar todo lo que quieran antes de decir el dichoso password y en esos circulonquios dan más pistas que con la propia palabra. Las normas saltan por los aires cuando les viene en gana y tampoco es posible jugar desde casa si optas por no leer el rótulo (ahora gigante) porque una desquiciante voz en off se empeña en decir antes de cada prueba cuál es el dichoso password a resolver.

El programa ni siquiera vale ya para relajarse un rato delante de la tele porque Pedroche grita y grita demasiado. Grita para presentar a los concursantes, grita cuando aciertan, grita cuando fallan, grita cuando se llevan el bote y grita cuando lo pierden. Y mientras tanto un público de agencia con el micrófono a todo volumen también grita, grita animando a los concursantes, grita animando a los famosos, grita a la presentadora, grita sin venir a cuento. Y se hace insoportable. Y de esta forma el Password ingenioso, divertido y ágil que presentó de forma magistral Luján Argüelles (después la divertida Ana Milán) y que nos dio momentos épicos como aquel abril-cerral se queda reducido a la nada donde todo falla, desde la adaptación del formato, que será más fiel al original pero es un horror, a esa presentadora gritona de único registro que le pone el mismo tono a todo lo que hace, tenga forma de campanadas, reality o concurso cultural, si es que a este estropicio se le puede llamar así.

El nuevo Password de Antena 3, con una adaptación que aniquila cualquier buen recuerdo del original (del que solo queda la sintonía), decepciona pero también lo hace su presentadora. De Cristina Pedroche, que ya tiene un largo recorrido en la tele más allá de la cita anual en la Puerta del Sol, aunque sea a costa de colaboraciones y programas que acaban relegados a la tercera división tedetera, se esperaba más. Alguien debería haberle explicado (ya es tarde, porque todos los programas se grabaron de tirón) que no es lo mismo el jiji-jajá despreocupado de cuando eres colaborador de un programa de tertulia que cuando te toca llevar las riendas de un concurso emblemático. Pero también alguien debería haberle explicado que si durante cinco/diez segundos no grita pues no pasa nada (es más se lo vamos a agradecer), porque a Password, como a Pasapalabra, se va a jugar con las palabras, y en ese proceso ya surge la diversión por sí sola, no hace falta presentarlo a gritos, que es como presentan los malos animadores.