Isabel Díaz Ayuso fue muy hábil en la defensa de una idea sencilla durante la campaña: su posición era la de la defensa de la libertad entendida esta como el derecho individual de cada persona a hacer lo que le da la gana. Es decir: la libertad del hostelero para abrir, la del consumidor para ponerse Lacasito, pero no la del residente para dormir: “Pilar, vecina de la madrileña calle Ponzano, cuenta que el ruido es insoportable de jueves a domingo. Como ella, son muchos los que no pueden dormir por el jaleo de las terrazas, por lo que se han organizado para poner coto a los abusos” (El País en Twitter).
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