La huelga de hambre iniciada por los presos soberanistas Jordi Turull, exconseller de Interior, y Jordi Sànchez, expresidente de la Assamblea Nacional Catalana (ANC), en la cárcel de Lledoners es una interpelación al Tribunal Constitucional (TC) y, más en general, a la justicia española, pero también al Gobierno español, a la sociedad catalana y española y a la comunidad internacional. El ayuno, de carácter indefinido, tiene por objeto, según anunciaron ambos reclusos, protestar por el bloqueo sistemático al que están sometidos todos los recursos que los líderes independentistas han presentado ante el TC y que éste ha admitido a trámite sin exclusión. Es decir, que el tribunal no ha resuelto aún ninguno de los recursos de amparo, lo que, además de agravar la situación de prisión preventiva en la que se hallan todos los presos del procés, impide de facto que puedan acudir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo en busca de la justicia que se les niega en España. La huelga de hambre es un recurso extremo y de alto riesgo para la salud de quien la lleva a cabo. Es, asimismo, un método legítimo de protesta y reivindicación, tanto como lo pueden ser otros. Es más, los propios Turull y Sànchez advierten de que el ayuno es “una de las pocas protestas legítimas que el hecho de estar encarcelados nos permite”. No puede, en ningún caso, tomarse a la ligera ni despreciar sus potenciales efectos y su repercusión pese a que sean solo dos los presos soberanistas que han dado el paso de iniciar la huelga de hambre, aunque no se descarta que algún otro se sume a la protesta. Esta huelga vuelve a poner de relieve la situación de estos presos, que están en prisión preventiva. Es más, el primero de los recursos admitidos por el TC fue interpuesto precisamente para pedir la reconsideración de esta situación. Y aún está sin resolver, lo que de facto perpetúa su permanencia en la cárcel y acentúa la injusticia que padecen. La reacción del Tribunal Constitucional, considerando la huelga como un “intento de presión” es tan acostumbrada como inconsistente, ya que la medida solo demanda que se resuelvan los recursos, no el sentido en que deben pronunciarse los jueces. En cualquier caso, el ayuno al menos vuelve a dar visibilidad a la injusticia que aún sufren todos los presos soberanistas en puertas ya del juicio al procés.