Andalucía
Los caminos de una campaña electoral son insondables. Al menos desde la distancia, la campaña andaluza aparece claramente condicionada o, quizá más concretamente, enfocada hacia el escenario del Estado. Después de todo, las últimas semanas se han convertido en un campo de minas de especulaciones y quinielas sobre un adelanto de las generales que parece darse por hecho y que va saltando del superdomingo de mayo a un supermarzo hipotético -sí, la otra hipótesis ya sobre la mesa es que Andalucía tenga que repetir elecciones ante la complicada perspectiva de pactos para formar gobierno que aventuran los sondeos y las posiciones de los protagonistas en juego-. Así que Sánchez, presidente de un Gobierno de endeble apoyo parlamentario con los Presupuestos en el alero y CIS al alza, escruta el tablero andaluz como el oráculo de Delfos, Pablo Casado debuta en el ruedo electoral con la presión de Ciudadanos, que pone a prueba su capacidad de adelantar al PP, y la irrupción de Vox -cuidado con el papel protagonista que otros partidos le están dando en los últimos días-, mientras Pablo Iglesias observa a la marca diferenciada Adelante Andalucía marcando distancias con el PSOE. El domingo, algo más de luz sobre los tableros.