Síguenos en redes sociales:

Jair

Pocas veces puedo decir que se me ponen los pelos de punta (véase la foto de la esquina de abajo que acompaña estas líneas). Pero, aunque sea metafóricamente, hoy me voy a permitir el lujo de sentir tal exaltación de los sentidos al recordar las celebraciones que se han desatado en esa parte de Brasil que siente el triunfo electoral de Jair Bolsonaro como si del retorno del Mesías se tratase. El caso es que nada más conocerse el contundente veredicto de las urnas, grupos de militares, ataviados con sus uniformes reglamentarios y en vehículos de faena, fueron grabados al salir a las calles a festejar y a ser felicitados por acólitos de los nuevos tiempos traídos por el excapitán, al parecer, adalid de las conciencias descarriadas. Diríase que entre la marcha castrense en cuestión estaba el que había salido victorioso en la contienda electoral por la Presidencia de la considerada como la mayor democracia de América Latina. No obstante, en el exhaustivo cuenteo realizado por analistas de datos de prestigio, nadie ha sido capaz de identificar a ningún candidato entre los integrantes de esa tropa tan ufana. Con ello, el escalofrío es, si se quiere, más intenso y compartido, ya que aún hay quien recuerda cómo fueron los tiempos en los que gobernaron en aquel país dictadores en nombre de la milicia y de gentes de bien.