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Geopolítica y dinero

No deja de tener su punto -de ironía bastante trágica- que venga Erdogan a sacar los colores diplomáticos de las relaciones económico-políticas de Occidente. Esto de la geopolítica es lo que tiene. La investigación turca concluye que el periodista crítico con el poder saudí Khashoggi fue asesinado en el consulado de su país en Estambul, un hecho que por sí mismo denotaría el nivel de convicción de impunidad por parte de los ordenantes del crimen y que daría la medida seguramente de lo que hacen éstos en su propio país. La reacción internacional también da la medida del nivel de hipocresía campante. Que Erdogan se envuelva en la bandera de la democracia y los derechos humanos en su investigación de lo sucedido da pudor, como poco. Que ese Occidente que se llama a sí mismo cuna de la democracia agite el puño airado con la boca pequeña por el asesinato de un periodista, mientras ha callado y calla ante violaciones de los derechos humanos no menos graves, pues en fin. Y sospecho que si despojamos este caso de todos los detalles particulares, al final tendremos cómo el asesinato de un periodista ha acabado convertido en tablero geopolítico de la pugna por ganar influencia y poder en la escena internacional y en la pelea por ganar o no perder poder y dinero en ese misma escena. Ni más ni menos.