de todo el rollo éste de los másteres lo que más me llama la atención, por desconcertante, es que los afectados, el uno y la otra, aceptaran el reto de ponerse en primera fila, a tiro de sus respectivos enemigos, a sabiendas de la que se les iba a venir encima más pronto que tarde. Cristina Cifuentes acababa de ser desollada en la arena y el pueblo todavía bramaba excitado, pero eso no les echó atrás. Ambos han acabado siendo arrojados a la cazuela cuando más ha convenido a sus antagonistas, y si la una ha salido por la puerta de atrás y en breve solo será recordada por la Wikipedia que la condenó, es más que posible que el otro tenga que sufrir un auténtico vía crucis político, mediático, judicial y personal antes de entregar la cuchara. ¿De verdad merece la pena? En cuanto al señor presidente, a la hora en que escribo estas líneas todo indica que solo se podrá discutir sobre la calidad académica de su tesis, pues ha librado a los colegas de Madrid de tener que seguir haciendo cola en la Camilo José Cela para fotografiar discretamente con el móvil las trescientas y pico páginas, con lo que entiendo, si no es mucho entender, que no hay pecado. Está bien pillar y echar a los que hacen trampas, qué coño, pero tampoco nos quedemos mirando al dedo como pasmarotes y veamos qué es lo que nos señala.
- Multimedia
- Servicios
- Participación