Cerrado por vacaciones. Así reza el cartel de nuestro santuario del cortado mañanero mientras uno de los habituales da vueltas en círculos frente a la puerta de entrada sin saber muy bien qué hacer. Hasta el día 27 ha cerrado nuestro querido camarero pero también todos los locales de cafés y bebidas espirituosas varias ubicados por los alrededores. De hecho, sabemos de alguno que no volverá a subir la persiana. Se jubila y no hay nadie que quiera seguir con el negocio. Es una historia que ya hemos vivido. Una pena. Es verdad que de la parroquia, por curro o por falta de alternativa vacacional, nos hemos quedado cuatro y el del tambor en esta Gasteiz post La Blanca, que si no fuera por los turistas, casi parecería un desierto. Pero nos han dejado sin alternativas. No somos los únicos. Salvo alguna frutería que no conoce el descanso a lo largo de todo el año y un economato, todo el resto de comercios se ha tomado un respiro, como mínimo hasta el 20. Se acaban las fiestas y lo de siempre. Así que los que quedamos estamos pensando en poner un anuncio en el periódico que diga algo así como: reducida pero competente -y pagadora- clientela de bar de toda la vida busca lugar donde poder solazarse durante por lo menos un par de semanas. Y a ver qué pasa.
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