No sabíamos muy bien a qué atenernos con esto de las primarias del PP. Bueno, stricto sensu, no sé yo si en el propio PP sabían tampoco a qué atenerse: primero, siete candidatos -plantel del que se ha caído uno por problemas con los avales-, que viene a ser el si no quieres taza, tazón: ¿no estabas abonado a la designación digital líder-líder? Pues toma primarias con seis candidatos. Y segundo, de los en torno a 860.000 afiliados que el PP venía presumiendo de tener, resulta que metidos en harina se calcula que solo entre un 10% y un 20% tendría derecho a participar en el proceso al pertenecer a la categoría de militante, que prevé la obligación de pago de cuotas, y solo un exiguo 7,6% del censo se ha inscrito finalmente. El batiburrillo tiene su punto, teniendo en cuenta que una de las candidatas, que además se supone que es una de las favoritas, es la secretaria general del partido, responsable máxima de la organización interna. La campaña ya nos está dejando grandes momentos. Pablo Casado en Altsasu con su “el euskera no es un idioma de Navarra” puede que acabe siendo un buen resumen de las idas y venidas de los máster y títulos de los últimos tiempos. Aunque por ahora, gana Soraya Sáenz de Santamaría protagonizando junto a Iñigo Méndez de Vigo un gran karaoke en Melilla al ritmo de Azzurro de Adriano Celentano.