Abróchense los cinturones, comenzamos otras 48 horas históricas. Sin demasiadas ganas de hacer apuestas, sí que me ha llamado la atención la incomodidad que en la mayoría de bancadas parece suscitar la fotografía del luminoso de mañana. La incomodidad del PP es obvia, sobre todo porque con el paso de las horas han dado muestras de empezar a tomar en consideración la posibilidad de perder la Moncloa. Sorprende la del PSOE. Será una simple impresión, pero pareciera que la moción fue presentada como un gesto ético y/o un intento de reivindicarse como líder de la oposición, sin convicción de que pudiera prosperar, y de pronto la fotografía de una votación ganadora y coincidente con independentistas y nacionalistas les ha dado pelín de vértigo. Incomodidad evidente la de Ciudadanos, enemigo común de todos, que ni quiere aupar al PSOE a Moncloa ni le conviene argumentativamente mantener a Rajoy, y beneficiario de las encuestas que le hacen clamar elecciones para mañana mismo. Consideraciones que tienen en cuenta, lógicamente y con distintas prioridades, los nacionalistas e independentistas, claro. Y con Podemos advirtiendo de que si fracasa esta moción de censura, llegará otra la próxima semana y, de paso, que eso debería llevar a Sánchez a dimitir. Auténtico thriller psicológico.